La decisión de Ben Bernanke de comenzar a reducir el monto de bonos que viene comprando la Reserva Federal, con el objeto de inyectar dinero en la economía, fue realmente sorpresiva. La medida se esperaba, pero no ayer, sino el año que viene, una vez que asumiese el nuevo presidente de la Fed. Esto nos obliga a analizar por qué Bernanke se "adelantó y aquí debemos entrar en el terreno político más que en el financiero. En primer lugar, la decisión fue una clara señal a los republicanos, que hace meses vienen pidiendo al Gobierno que reduzca la emisión de dinero. En segundo lugar es una señal a "la historia", ya que con esta decisión Bernanke comienza a cerrar un proceso que el mismo inició. En tercer lugar, es una señal a Janet Yellen, que en las pocas declaraciones efectuadas hasta ahora se mostró proclive a inyectar más fondos a la economía que a tomar previsiones en contra de la inflación. En esta columna somos críticos de la actuación de Bernanke (y la de Greenspan, Bush, Obama, etc.), pero hay que reconocer que no le debe de haber sido fácil imponer su opinión cuando le quedan poco más de 30 días en el poder. Esto puede explicar por qué la reducción fue apenas nominal. A pesar de esto (será poco dinero, pero como señal es poderosa), no deja de ser curiosa la bajísima reacción que está demostrando el mercado frente al "tapering", que se suponía dispararía la baja de las acciones (ayer el Dow trepó el 0,07%, a 16.179,08 puntos), la suba de la tasa (ayer trepó a 2,925%, sin romper los máximos de septiembre) y la del dólar (que aún pierde el 0,4 por ciento frente al euro en lo que va de diciembre). Ahora: ¿por qué el mercado muestra una reacción tan acotada? Lo vemos el lunes.
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