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Empresas: puentes a jóvenes de la base de la pirámide
EMPLEO, UN DESAFÍO VIEJO PARA EL NUEVO MUNDO: La generación de trabajo sigue siendo el objetivo crucial para la economía global. Hoy Europa exhibe tasas de empleo más propias de países sumergidos que de un bloque rico. América Latina muestra números positivos en los últimos años, pero el dinamismo parece estar reduciéndose en el inicio de la segunda década de este siglo y el desafío es qué tipo de empleo se genera. En la Argentina, es imperante atender el empleo informal así como también la integración de los jóvenes al empleo, principalmente los de la base de la pirámide.

Estas acciones entonces trabajan sobre los recursos objetivos, materiales y socioculturales reduciendo la desigualdad entre quienes los poseen y quienes no. Pero hay otro emergente de nuestro estudio aún más condicionante que dificulta el proceso de integración social de los jóvenes de la base de la pirámide. Esto es la falta de capital simbólico para proyectarse a nivel personal desde sus propias condiciones de identidad. En el plano social, los recursos simbólicos definen la manera en que las personas son percibidas por los demás, reconocidas como par o diferente, como inferior o amenaza. Estos prejuicios y atributos desacreditantes constituyen la barrera del estigma bien desarrollada por Goffman que no dejan ver las cualidades del otro.
En el plano psicológico, la falta de recursos simbólicos define una barrera autoimpuesta en los jóvenes que viven en un presente continuo y el mundo se les impone, sin poder abstraerse y construir su propio proyecto de vida.
En este punto pienso que como líderes podemos trabajar apalancándonos en la Inteligencia Social de Goleman, que nos permite reconocer las diferencias personales y abordarlas desde una perspectiva positiva, ya que las barreras no son de un sólo lado y, en consecuencia, los puentes que construyamos deben contar con doble circulación. Avanzar sobre el plano psicológico implica dotar a los jóvenes de habilidades sociales que van más allá del aprendizaje de un oficio. Así lograremos contribuir a superar la tentación de ceder a la frustración y resignación o a la reacción de hostilidad y agresividad defensivas ante la rispidez del entorno.
Finalmente, siento la necesidad de reafirmar nuestra responsabilidad como líderes empresariales en la construcción de una experiencia social sustentable, generando contextos de aprendizaje, modificando los modelos mentales que condicionan nuestras percepciones y superando, como un artista, los límites para expandir.
Ésta es la ética de la posmodernidad, en un contexto donde los códigos morales de las instituciones son reemplazados por la responsabilidad individual, sabiendo que hoy la hiperconectividad e interdependencia en la sociedad global hace que nuestros actos y decisiones tengan efectos en los demás. Hacernos cargo es reconocer nuestras capacidades de transformación.
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