18 de febrero 2010 - 00:00

Entretiene pese a su técnica imperfecta

Aunque algunos diseños parecen medio duros, el primer largo argentino de animación digital con sensación 3D tiene originalidad, dinamismo y una historia que los chicos disfrutan.
Aunque algunos diseños parecen medio duros, el primer largo argentino de animación digital con sensación 3D tiene originalidad, dinamismo y una historia que los chicos disfrutan.
«Plumíferos, aventuras voladoras» (Arg., 2010, habl. en esp.); Dir.: D. De Filippo, G. Giannini. Guión: D. De Felippo, D. Reinhold, P. Menahem, C. Andaur, G. Giannini. Animación. Voces: M. Martínez, L. Lopilato, M. Wons, P. Menahem, C. Peterson, M. Amigorena, L. Machin.

Este dibujo para niños encierra, en verdad, dos aventuras: la que viven sus personajes, y la que vivieron sus autores para hacerlo. Empecemos por la primera: las andanzas de un gorrión langa con pretensiones de famoso, una canarita temerosa que escapa de la jaula, y sus amigos, a saber, una paloma y una murciélaga muy comedidas, y un picaflor a repetición de tan acelerado. Entre esas andanzas, destacan una carrera por los costados del Rosedal de Palermo, con un gracioso narrador y comentarista, y el rescate de la canarita que ha caído de nuevo en manos de su dueño. Hay señalable originalidad, dinamismo, chistes en abundancia, casi todas las voces están logradas, y son todas populares, y los niños disfrutan debidamente.

La otra aventura tiene como protagonistas a Daniel De Filippo y Gustavo Giannini, quienes dedicaron más de cuatro años de sus vidas hasta lograr esto, el primer largo argentino de animación digital con sensación 3D, vale decir, no la animación estereoscópica que se ve con anteojos especiales y cuesta millones de dólares, sino la que puede lograrse trabajando acá con un software libre, que cuesta bastante menos pero igual cuesta, en tiempo, sudor y búsqueda de financiación.

La idea surgió en la asignatura de Animación Digital de la Escuela Superior de Cine, allí tomó cuerpo Manos Digitales Animation Studio SA, con encargos de gráfica para TV y el sueño del largo, al que adhirieron docentes, alumnos, aficionados, y, por suerte, también el creador del programa de renderización elegido, Ton Roosendaal. A mitad de camino le tendieron la mano 100 Bares y Telefé. Por último, la Sony. Parece casi una película de esas destinadas a valorar el esfuerzo humano contra todo pronóstico.

Pero, como decía Minguito, «No todas son flores en el camino de la vida. También están las espinas y el piojillo», a lo que cabe agregar la falta de mayor experiencia, más financistas, y más tiempo. Ciertos diseños lucen un tanto duros, por decirlo amablemente, o ajenos al modelo real, alguna escena da la impresión de a medio terminar, y pocos bichos resultan del todo «encantadores». El menos favorecido es el gato, tan feo que parece un gato egipcio. Se salva porque cae parado, tiene un ingenioso texto de narración autorreferencial, y la voz de Mike Amigorena, que también hace otro par de aves circunstanciales. También causan gracia un gallo meteorólogo, y haberle puesto a la murciélaga, que parece un plástico negro, el nombre Clarita y la voz de Carla Peterson, que es hermosa y natural. P.S.

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