29 de mayo 2009 - 00:00

Espejo vs. colectora, la guerra del cuarto oscuro

Néstor Kirchner se lanzó ayer a una maratón de cuatro horas de caminata de campaña por Tigre, escoltado por Sergio Massa, intendente virtual y candidato testimonial del oficialismo. En la foto una escala de la recorrida.
Néstor Kirchner se lanzó ayer a una maratón de cuatro horas de caminata de campaña por Tigre, escoltado por Sergio Massa, intendente virtual y candidato testimonial del oficialismo. En la foto una escala de la recorrida.
Unos recurren a las listas espejo, otros, a las colectoras; todos, el PJ y las dos versiones más poderosas de la oposición, Unión-PRO y el Acuerdo Cívico y Social, libran una batalla sorda, ultrajudicializada, por «dominar» la góndola electoral: el cuarto oscuro.

El kirchnerismo habilitó, con ese objetivo, listas espejo en 50 distritos y permitió, en simultáneo, colectoras en otros 15. Menos prolífico fue Unión-PRO: cerró -con fórceps y dejando una ristra de heridos- boletas únicas en 86 municipios y autorizó colectoras en 48.

El reino de la dispersión es, en este turno, el Acuerdo Cívico y Social que comparten la UCR, el ARI, el GEN y el socialismo: anotaron listas del ACyS en 35 distritos mientras que en 99 hay colectoras de todo tipo y color, combinadas con superpuestas y espejo.

La superabundancia de boletas en el cuarto oscuro -la Junta Electoral provincial tuvo que revisar casi mil listas distritales- es producto de un mix donde se combina un factor político con uno logístico:

1- A las apuradas, víctimas de la trampa del anticipo electoral, las alianzas no lograron unificar candidatos en el plano local y, como recurso último, permitieron listas colectoras, figura que inventó en los 90 Eduardo Duhalde, usufructuó Néstor Kirchner en 2007 y en 2009 alcanzó carácter de pandemia. De manera más visible ocurrió en el ACyS -sólo logró la unidad en 35 distritos- y en Unión-PRO, mientras que fue más acotado en el PJ, que liberó colectoras en quince municipios.

2- Como contraofensiva por la cantidad de colectoras de sus rivales, el oficialismo recurrió a las listas espejo y las distribuyó -unas con el sello electoral PJ y otras con Progreso Social- en 50 distritos. Incidió otra cuestión: muchos intendentes pidieron la marca Partido Justicialista con el criterio de que los beneficia, propiedad que desató una guerra santa en San Miguel -uno de los distritos donde hay colectoras K- porque Franco La Porta tuvo ese sello y Joaquín De la Torre pujaba para arrebatárselo.

Saturación

En el fondo, el propósito es el mismo: inundar el cuarto oscuro de boletas propias para que, en el tumulto, haya múltiples ofertas de sus partidos y candidatos. Caso testigo para entender el fenómeno: en San Isidro, Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín encabezan cinco listas distintas.

Allí los votantes se toparán con dos ofertas de la fórmula Kirchner-Scioli mientras que los que quieran votar a Francisco de Narváez y Felipe Solá tendrán, sobre la mesa, tres opciones diferenciadas a pesar de que una se «extravió».

El caos, sin la superabundancia de San Isidro, se repite de punta a punta del conurbano. La mecánica tiene, en esencia, dos opciones:

Lista espejo. Los mismos candidatos van por dos, o más, partidos diferentes: la lista de postulantes es calcada, pero cambia la sigla política. Ejemplo: Juana Posse, tía del intendente Gustavo Posse, es la primera candidata a concejal de los partidos San Isidro Es Distinto y de Integración y Movilidad Social (IMOS), que van adheridos a la boleta del Stolbizer y Alfonsín. Lo mismo ocurre con Santiago Cafiero, nieto del ex gobernador: encabeza la papeleta del PJ y, también, del partido del Progreso Social, ambas pegadas a la fórmula Kirchner-Scioli. De Narváez tiene, también, su versión duplicada: Pablo Chamatrópulos es candidato por el Partido Federal, que integra el frente Unión-PRO, y por Acción Ciudadana, formato vecinal que también se cuelga del dúo De Narváez-Solá.

Lista colectora. Diferentes candidatos, por partidos distintos, compiten entre sí a nivel local, pero van colgados de los mismos candidatos a diputados nacionales. Caso: además de las dos listas que encabeza Juana Posse, la boleta de Stolbizer y Alfonsín, también lleva colgada la lista de los cobistas de Consenso Federal, del ARI y de la UCR. Estos últimos, a su vez, llevan los mismos candidatos municipales. El súmmum del desquicio: son colectoras-espejo. A su vez, De Narváez tiene tres listas que «juntan» para él en la local: la de Propuesta Republicana y las dos que encabeza Chamatrópulos.

El resultado es obvio: la Junta Electoral provincial trataba, anoche, de ordenar tanto papelerío y vaticinó, en línea con los apoderados, eventuales complicaciones para el conteo de los votos el día de la elección.

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