2 de agosto 2019 - 00:01

La Noticia Rebelde: un suceso que cambió el humor en la televisión argentina

El emblemático ciclo modificó las reglas de la TV en el país y mostró una forma disruptiva y ácida de abordar el periodismo.

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La llegada de la democracia en 1984 trajo nuevos aires a la televisión argentina. El fin de la dictadura y una necesidad visceral de expresar lo reprimido se hicieron eco en las pantallas locales, abriendo el juego a nuevas temáticas y formatos. Todo estaba por hacerse. Fue en ese marco que emergió La Noticia Rebelde, un noticiero humorístico que combinó acidez, periodismo e ironía, transformándose en un hecho disruptivo para la escena local, y catapultando a algunos de sus protagonistas a la fama.

Carlos Abrevaya, Raúl Becerra, Adolfo Castelo, Jorge Guinzburg y, posteriormente, Nicolás Repetto, fueron los encargados de conducir este ciclo que se extendió por tres temporadas y media entre 1986 y 1989 por el canal Argentina Televisora Color (ATC). Por su piso también desfilaron figuras emergentes como Daniel Aráoz y Juana Molina, entre otras, que aportaron su cuota de frescura y creatividad.

“La noticia rebelde fue un programa hecho por gente muy talentosa, con una gran producción, y un canal que dejaba hacer, donde se innovaba y se probaban cosas todo el tiempo, algo que hoy es impensado para la TV actual”, analiza Diego Igal, periodista, escritor y autor del libro “La noticia rebelde - Una biografía” (Grupo Editorial Sur, 2019), que saldrá a la venta el próximo lunes 12 de agosto.

En diálogo con Estilo Á, Igal destaca algunas de las aristas que convirtieron al ciclo en un fenómeno televisivo “irrepetible”, según considera, y sus motivaciones para abordar el tema: “La idea del libro vino de la editorial y yo no lo pude rechazar porque combina humor y periodismo, que me interesa. No era fan, pero sí seguidor. Los que lo hacían son referentes, era un programa que me gustaba”.

Rebelde

Pero, pese a los tiempos vertiginosos que corren y a la emergencia de las redes sociales, la pérdida de archivos representó un escollo a la hora de recopilar lo realizado. “Se perdió el material porque se grababa en cintas que eran muy caras, entonces se reutilizaban. Se perdió mucho por codicia, se vendió material del canal en la época de Sofovich. Eso fue una dificultad, no hay mucho más de lo que está en la web. Debe quedar algo entre los fanáticos que lo guardan en VHS, pero es muy difícil ubicarlos”, dice.

En cuanto al génesis del programa, Igal sostiene que su ADN estaba construido “en función de lo que eran los hacedores principales”. “Por un lado, Abrevaya y Guinzburg, que venían de Satiricón, o sea del humor; por el otro, Becerra y Castello, venían de ‘Insólito’, que fue el gran antecedente de La Noticia”.

Otro de los factores clave para llevar adelante un ciclo donde la transgresión era el ingrediente principal fue el advenimiento de la democracia tras siete años de una dictadura sangrienta. Igal considera que “el programa representó un destape cultural”. “La primavera democrática permitía estas cosas. También pasaba en los demás canales. Vale recordar que salvo Canal 9, todos los demás eran estatales. Había una efervescencia que en la actualidad no hay; no hay sorpresa en la televisión de hoy”, desliza.

Además de ser un suceso en su momento, La Noticia Rebelde fue un semillero para la televisión. “Hay que destacar el carácter disruptivo que tuvo el programa. Juana Molina también arrancó ahí y después tuvo ‘Juana y sus hermanas’. Becerra siguió siendo un buen productor televisivo, el tipo que cargaba el piano y dirigía la orquesta”.

“En La primera temporada, Repetto hacía un móvil en vivo todos los días en lugares como el Obelisco, donde la gente se acercaba, y antes de que termine ese año ya conducía un programa. Aráoz lo recuerda como un lugar de mucha libertad y mucha irreverencia. Era un tipo que venía del palo del teatro, que estudiaba con Norman Briski y de ahí saltó a la fama. Fue un programa que hizo escuela hacia adentro y afuera de la tele. En Canal 7 todavía se recuerda como una gran producción de los 80”, destaca.

Con respecto al carácter novedoso del show, el escritor dice: “Pasando revista fue algo que surgió en La Noticia Rebelde y hoy todavía se hace, pero se hace mal. Después de eso vinieron Tinelli y CQC, y tampoco se hizo de una manera muy buena. La Noticia metió a los políticos por delante de cámara, hoy ya no hay mucho para hacer en el humor con los políticos ya que lo hacen ellos mismos con las redes. La Noticia Rebelde hoy sería un programa viejo”.

Pese a mantenerse en pie durante un tiempo considerable para el timing en el que se manejan los medios, y más allá de la química que sus protagonistas mostraban, fuera de cámara las diferencias hicieron que el grupo se fracturara. Para principios de 1988, Guinzburg y Becerra decidieron encabezar un programa propio. Sin embargo, y pese a las partidas, La Noticia Rebelde se mantendría en pie hasta julio de 1989, cuando sería sacado del aire por el nuevo Gobierno.

“El libro es un homenaje, me gusta pensarlo así. Fue el mejor libro posible, porque genera frustración cuando no hay material o la gente no está para recordar, pero es un libro que permite homenajear y dimensionar lo que fue ese programa y lo que fueron los hacedores. El programa fue muy importante en su momento y para lo que vino después. Muchos comieron de ahí y, algunos, todavía lo siguen haciendo”.

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