24 de junio 2011 - 00:00

Fogliatta: “Nací para entretener a la gente”

Ciro Fogliatta: «Para hacer blues de verdad hay que ser negro. Yo no seré negro, pero al menos no soy porteño, soy rosarino».
Ciro Fogliatta: «Para hacer blues de verdad hay que ser negro. Yo no seré negro, pero al menos no soy porteño, soy rosarino».
«El que se banca el blues, sube y toca. A veces hay gente que sorprende y toca muy bien. Otras hay unas terribles caraduras, a los que rápidamente les dejamos en claro que están fuera de lugar. Y siempre empiezo solo en el piano, porque puedo tocar temas con otras armonías que las básicas del blues». Así describe Ciro Fogliatta la mecánica de sus sesiones de jam de blues, como la que ofrecerá hoy a la medianoche en el Boris Club de Jazz (Gorriti 5500, con entrada libre) o las que ofrece los jueves desde hace meses en el bar Tabaco de San Telmo.

Hace un mes, cuando vino John Fogerty a la Argentina, el show previo de Fogliatta y las Bluesettes impresionó no sólo por la música, sino también por la extraña imagen del líder de una banda ubicado al centro de un escenario como el del Luna Park rodeado de cuatro mujeres musicas (mas el aporte inesperado del guitarrista de Paul McCartney, Brian Ray), algo así como el Hugh Hefner del rock & roll Playboy. Fogliatta, a quien Andrés Calamaro llamó «el mejor tecladista en la historia del rock nacional», no deja de hacer cosas, y su imagen de leyenda viviente del rock (fue el músico que definió el sonido del rock argentino al tocar el órgano Farfisa con el que abre «La balsa» de su grupo Los Gatos) lo tiene sin cuidado.

«Son dos tipos de shows distintos. En el caso de las Jam hay mas lugar para la improvisación, mientras que lo de las Bluesettes es más armado, y preparamos los shows de otra manera», explica Fogliatta, que además de estar listo para grabar un disco con su seleccionado femenino, tocará con el viernes 15 de julio, también en Boris Club.

«La palabra entertainment me define. Desde que trabajaba en un banco a los 17 entendí que nací para entretener a la gente, y eso es lo que hago de distintas formas», explica el músico que ya tenía el blues en la sangre desde antes de tocar el órgano con los Los Gatos Salvajes (la banda previa a Los Gatos, también liderada por Litto Nebbia, casi teenager igual que él mismo). «Antes del rock, a los 16 años tocaba en una jazz band, y ahí me enseñaron el blues, que es un estilo con cada vez más adeptos en la Argentina. Yo noto que hay un deslizamiento al blues desde el jazz y el rock, lo que tiene su lado bueno y su lado malo. A veces, según los músicos que suben a mis Jam, el volumen puede subir peligrosamente al rock, lo que no siempre me gusta, porque hay un tipo de volumen descontrolado, la típica zapada de rock argentino, de la que soy muy crítico».

En sus zapadas han tocado grandes músicos argentinos, como el bluesman Botafogo, pero la sorpresa es lo que más le interesa a Fogliatta, que sabe que muchos ex alumnos suyos (ahora no está dando clases porque no le alcanza el tiempo) y de sus colegas están siempre listos para demostrar lo que aprendieron en estas performances.

«En Tabaco vengo tocando los jueves desde septiembre del año pasado. Es casi una familia. Pero más allá de la improvisación me interesa que haya una base desde donde empezar, un tema. Cuando empecé en España con el piano bar desarrollé un repertorio de clásicos del rock y el blues que incluía unos 15 temas sólo de Chuck Berry, y me parece importante empezar tocando un tema hecho y derecho para luego dejar evolucionar la zapada instrumentalmente. El problema es con los guitarristas, que no entienden que genios como B.B. King o Clapton no son únicamente un solo de guitarra, sino la interpretación de un tema completo, y que en el blues no existe el cover, sino que uno hace arreglos personales de un tema clásico, lo que es más genuino que tocar imitando el estilo de otro en una composicion supuestamente propia», dice.

Hace una pausa y se confiesa: «Por decir este tipo de cosas me vengo haciendo algunos enemigos. Hay guitarristas que parece que quieren más a su guitarra que a la música, y pretenden salir de la casa siendo Hendrix, y se olvidan que a Hendrix no le regalaron ni una púa. Las escalas de esos guitarristas es un onanismo guitarrero. Para hacer blues de verdad hay que ser negro. Yo no seré negro, pero al menos no soy porteño, soy rosarino».

Y no es que a este tecladista experto en blues, rock y también jazz («cuando toco solo me gusta hacer versiones de Miles Davis, o Fats Waller o Sonny Rollins, y sobre todo cantar canciones de Nat King Cole, uno de mis ídolos») le haya faltado experiencia con grandes guitarristas. Más bien todo lo contrario, empezando por el detalle de que Los Gatos fue la primera banda en la que tocó Pappo. «Él era muy especial. Si un tema no le interesaba o no le gustaba, no lo tocaba y listo. En esa época hicimos canciones como Blues de la calle 23 que a veces toco en mis jams, igual que Mujer de carbón y Rock de la mujer perdida, que le interesaban especialmente a Pappo. Pero tener en una banda a dos individualidades como Pappo y Nebbia era complicado, Para ellos, ambos Gatos fueron casi las únicas bandas que integraron fuera de su carrera solista».

Otro guitarrista de leyenda con el que ha tocado últimamente es el violero de Paul McCartney, Brian Ray, con quien no sólo tocó antes de Fogerty en el Luna Park, sino al que convocó en un disco de homenaje a Nebbia: «me pidieron una nueva versión de La Balsa. No tenía ganas de repetir mi viejo solo de órgano, así que le pedimos que lo toque él en guitarra. El que no tocó la guitarra fue Ricardo Mollo, sino que cantó el tema».

Fogliatta quedó algo decepcionado por el éxito relativo de la última reunión de Los Gatos: «No suelo tocar La Balsa aunque a veces me lo piden. En cambio me sigue gustando ese sonido de órgano Farfisa que usamos en la grabación, por ejemplo en mi último disco, Acordate de olvidarme, que grabamos en un estudio que tenía de todo, y en varios temas usamos órgano analógico Yamaha, que fueron lo mejor en su tipo».

Ahora Fogliatta está entusiasmado con su grup feminista que, como él cuenta, empezó por casualiad y necesidad: «Un día me fui a tocar a Mendoza, pero no había mucho presupuesto para llevar muchos músicos, y como estaba con mi amiga baterista Giuliana Merello le dije que viniera. Ese show salió bárbaro. Cuando volvimos ella llamó para ensayar a una amiga, la bajista Aldana Aguire. Ahí ns dimos cuenta de que era original la idea de que yo tocara con chicas, y llamamos a una guitarrista que es una revelación, Maria Belén Medina. Así nacieron las Bluesettes».

La pregunta que le costó responder fue la que tiene que ver con su excelente estado físico para un músico que comenzó su carrera a mediados de los 60. No le gusta hablar de su edad, y con respecto a ser una especie de Dorian Gray sólo atinó a decir que para él da la edad que tiene: «me asombro cuando me dicen que parezco mucho menos. Lo único que puedo decir es que soy vegetariano, pero sólo desde la década de 1990, y si toco todo el tiempo es porque eso es lo único que me hace feliz. La musica».

Entrevista de Diego Curubeto

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