El Gobierno de Mauricio Macri deberá hoy protagonizar una algo bizarra situación: ante los tribunales de Nueva York tendrá que defender al país con argumentos kirchneristas (o, más específicamente, morenistas) para no tener que perder un nuevo juicio contra un fondo buitre. Los abogados que defienden al país se presentarán esta mañana en los tribunales del segundo distrito sur de Nueva York que dirige Loretta Preska para enfrentar la acusación que un viejo conocido del país, el fondo Aurelius, hizo contra la Argentina por la compra de bonos emitidos pos default indexados por el crecimiento del PBI. Aurelius reclama por la manipulación que hizo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner del INDEC, y los efectos que esa situación tuvo en el pago de intereses de esa deuda lanzada en los tiempos de Néstor Kirchner para salir del default. Esto quiere decir que Aurelius, en esta oportunidad, no está reclamando por la deuda impaga luego de la crisis del 2001, sino por los títulos públicos soberanos emitidos luego del canje de deuda del 2005. Lo curioso del evento de hoy en los tribunales de Preska, es que para enfrentar la acusación, los abogados que representan al país deberán defender los números publicados mensualmente por el INDEC en los tiempos en que eran dominados por la intervención de Guillermo Moreno.
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Curioso: Argentina hoy en Nueva York contra fondo buitre, defendiendo el INDEC K
Aurelius compró bonos en 2013 al 50% de su valor. Ahora reclama por manipulación en los datos de crecimiento de la economía. Si Argentina pierde el juicio, habrá ola de causas contra el país.
En total Aurelius reclama por unos u$s86 millones, luego de haber demostrado la tenencia de varias láminas del cupón PBI emitido en 2005; y que paga un plus de dinero, en pesos y dólares, según qué tipo de título se trate, siempre que la Argentina creciera. El reclamo es puntualmente por el ejercicio 2013, que según el contrato de emisión del bono, debía pagarse durante 2014. Sin embargo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no liquidó ganancias del cupón, al crecer la economía menos de 3,2% anual; el límite impuesto para que se accione la cláusula de liquidación. Argentina debía haber pagado por el excedente entre la tasa de crecimiento real y el límite de 3,2%. En general siempre se liquidó cuando se superó el tope. Sin embargo en 2013, según el INDEC, la economía creció 2,9%, mientras el mercado esperaba un alza no menor a 3,5%. El ministerio de Economía manejado entonces por Axel Kicillof evitó liquidar unos u$s 3.500 millones, un monto imposible de afrontar en esos años de cepos y de bajísima oferta de dólares. En su momento se consideró que el gobierno kirchnerista había manipulado los datos de crecimiento de la economía adrede para no tener que liquidar a los tenedores del bono. La argumentación de Kicillof fue que se decidió modificar el cálculo base del PBI, tomando como base el ejercicio 2004, y ya no el 1993; con lo que el crecimiento de la economía fue menor al esperado. Para el mercado local, la manipulación se debió a la decisión política de no pagar el cupón y proteger los escasos dólares de las reservas.
Se supone que en medio de esa polémica, Aurelius compró esos títulos a precio de mercado unos días después de haber anunciado el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner que el crecimiento del PBI no alcanzaba para liquidar esa rentabilidad. En esas jornadas los cupones sufrieron caídas récord que llegaron al 50%, en medio de la polémica de aquellos años por las manipulaciones del INDEC. Para el mercado argentino, hubo una manipulación de los datos a propósito para perjudicar a los tenedores del cupón. Sabía Aurelius que en esa polémica existía la posibilidad de una demanda, y comenzó a adquirir esos bonos. Esperó luego al cambio de gobierno, y comenzó una nueva causa en los tribunales de Preska. Hoy Argentina deberá explicar porqué la medición del INDEC era la adecuada; un argumento que el gobierno de Mauricio Macri siempre negó. Se supone incluso que algunas de las declaraciones del macrismo serán utilizadas por los abogados de Aurelius como argumentos para fortalecer su postura. Otra alternativa es que los defensores renuncien a la pelea y reconozcan que en el 2013 se manipuló la cifra de crecimiento; algo poco recomendable ya que esa posición podría generar una catarata de denuncias del resto de los tenedores de esa deuda. El temor, si Preska le da la razón a Aurelius, es que comience una ola colectiva de demandas contra el país, por la manera en que se modificó el cálculo de liquidación del cupón a partir de la alteración de la manera de medir el crecimiento de la economía en 2013.
Según el especialista Sebastián Maril, será interesante “ver como el Gobierno para evitar el pago del reclamo de Aurelius, defiende el manejo del INDEC”.
Aurelius ya hizo un gran negocio con la Argentina. Era uno de los fondos buitre más intransigentes, que ganó el Juicio del Siglo en los tribunales de Thomas Griesa. Se calcula que obtuvo una ganancia de más de 1.100% en dólares, por haber litigado contra el país. En aquel caso, por bonos anteriores al default. Ahora, va por más.
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