26 de agosto 2013 - 09:19

La clave ahora: el apoyo (difícil) del Gobierno de EE.UU.

El litigio entre el Gobierno nacional y los holdouts será resuelto por la Corte Suprema de Estados Unidos, dado que la "ejecutabilidad" del fallo del viernes de la Cámara de Apelaciones quedará supeditada a la decisión del máximo tribunal de dicho país en razón de una apelación que la Argentina había realizado en junio contra el fallo de octubre de 2012. Esa medida defensiva es clave ahora en lograr la medida de no innovar rindiendo frutos en cuanto a ganar tiempo, al menos. De lo contrario se estaría en una situación muy difícil ya que el fallo sería de cumplimiento inmediato, debiendo solicitarse medidas de no innovar a la Corte contra reloj.
La Corte Suprema puede fallar de distintas maneras. Algunas de ellas son las siguientes:
1) Aceptar el caso sin condiciones ni requerimientos, lo que abriría una nueva instancia de presentaciones y audiencias, y alargaría los plazos en términos de meses. En este procedimiento, la Argentina quizá debería replantear algunos aspectos de su defensa legal ya que las estrategias jurídicas utilizadas hasta el momento han sido rechazadas e incluso hasta descalificadas. Aquí quizá correspondería revisar ciertos actos de fondo y forma llevados a cabo por la defensa ya que hasta el momento la derrota legal ha sido categórica en el razonamiento jurídico del caso (también es importante saber los mensajes acerca de cómo serían los posibles fallos).
La situación siempre fue muy difícil de defender para cualquier abogado, sin opinar sobre las posturas políticas. En caso de que la Corte Suprema tome el caso, al final del nuevo proceso dictaría su fallo, que podría afirmar o rechazar el fallo de la Cámara de Apelaciones.
2) Aceptar el caso, pero condicionado a que la Argentina presente una fianza económica por el monto reclamado. Dicha fianza consistiría en el depósito de una suma de dinero por el equivalente al valor de la sentencia más intereses a devengarse y gastos del proceso
(u$s 1.500 millones). Esta eventual exigencia se basaría en la falta de activos de la Argentina en EE.UU. para utilizarse en caso de fallo negativo como en las declaraciones de que no se cumplirían los fallos negativos. En este caso habría que estar atento a la respuesta argentina.
3) Rechazar la apelación, en cuyo caso quedaría firme el fallo del viernes de la Cámara de Apelaciones, el que inmediatamente entraría en vigencia, requiriéndose el pago del monto reclamado y embargando los fondos que eventualmente se transfieran vía el Bank of New York y las agencias depositarias DTC y Euroclear, si es que la Argentina decidiera pagar.
"Apelación en banc"
Si bien la partida principal ya a esta altura pensamos que se definirá al nivel de la Corte Suprema, el Gobierno también puede presentar una nueva "apelación en banc", es decir al plenario de la propia Cámara (compuesto por 13 jueces), con respecto al fallo del viernes. La decisión de dar curso o no depende del panel de los tres jueces que dictaron la sentencia y que ya rechazaron una apelación similar hace tres meses. Pensamos que debería hacerse la apelación de todos modos.
Los procedimientos y plazos de la Corte Suprema se basan en dos "ventanas": una es de varias semanas y es a los fines de determinar si toma o no el caso (ver cuadro) y otra de varios meses (en caso de que lo tome a los fines de emitir el fallo).
Asimismo, en virtud de que ya existe una apelación presentada ante la Corte, pero como se apelará el fallo del viernes, los plazos y los casos deberían consolidarse, a los fines de que se tome una decisión coherente. En este sentido, los plazos de la actuación deberían alargarse en función de la nueva apelación.
La decisión de la Corte Suprema de tomar o no los dos fallos (el ya apelado y el nuevo) no debería tomarse antes de un plazo de 180 días.
Es fundamental la actuación del Gobierno de EE.UU. Ya ahora no es relevante el FMI ni el Gobierno de Francia u otros "amici", rescatando su buena voluntad. En particular, la administración de Obama decide participar en litigios ante la Corte Suprema cuando considera que está en riesgo un interés importante para el Estado, que puede consistir en este caso en preservar las relaciones con la Argentina, proteger el sistema de pagos de Nueva York, fortalecer los modelos de reestructuración de deuda en varios países de Europa, entre otras).
Cuando se presenta pidiendo que la Corte acepte tomar un caso, las posibilidades de que ello ocurra aumentan al 50%, frente a un 2% cuando no se presenta. Por eso, gran parte de la suerte depende de este aspecto. Pero es sólo para que la Corte decida tomarlo ya que luego se abre el aspecto más significativo de este caso: la eventual resolución del tribunal. Es decir, si ratifica los fallos de Griesa y de la Cámara de Apelaciones, o si los revierte (total o parcialmente).
(*) Socio del Estudio Garrido Abogados.

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