13 de octubre 2015 - 00:13

La imprevisible estrategia de un "hombre bomba"

Eduardo Cunha
Eduardo Cunha
 El Gobierno brasileño teme que el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, busque un acuerdo con la oposición para obtener inmunidad a cambio de habilitar un juicio político contra Dilma Rousseff. Acusado él mismo de corrupción, amenaza, como si fuera un "hombre bomba" que no tiene nada que perder, con incendiar Brasil.

"Cunha pactará con el que le ofrezca lo mejor. No le importa de dónde venga el auxilio, si es del Gobierno o de la oposición", le dijo a Ámbito Financiero desde Brasilia el analista Marcelo Rech, director del Instituto InfoRel.

Pese a su decadencia, aún le quedan considerables recursos de poder. En principio, le cabe, como titular de la Cámara baja, admitir o rechazar los pedidos de "impeachment", lo que se conocería hoy. Pero incluso en el segundo caso, la oposición podría avanzar en la apertura del proceso con el voto de la mayoría absoluta (257 sobre el total de 513).

Recién en una segunda instancia se requeriría un voto de dos tercios (342) para la elevación formal del juicio político al Senado.

Según relevamientos, entre 240 y 290 diputados favorecen en la actualidad la destitución de la mandataria. Con todo, una sumatoria de hechos políticos contundentes podría ir engrosando estos números, confían unos y temen otros. Y Cunha, con su vida política y su libertad en peligro, amenaza con generar uno de esos hechos.

Ocurre que ha sido acusado en Suiza de poseer al menos dos cuentas con 2,4 millones de dólares de origen ilegal, posiblemente provenientes del esquema de corrupción en Petrobras. Como diputado, disfruta de fueros especiales, por lo que sería juzgado por el Supremo Tribunal Federal (corte suprema). Pero si renuncia, los perdería y caería en las manos del juez federal de Paraná Sérgio Moro, quien se hizo famoso por mantener en prisión preventiva a los hombres más poderosos, desde políticos hasta directivos de las principales empresas de Brasil, para quebrar sus voluntades y convertirlos en "arrepentidos" dispuestos a señalar otros responsables a cambio de una reducción de sus penas.

Cuando, hace algunos meses, comenzó a complicarse su situación ante la Justicia, Cunha intentó primero hostilizar al Gobierno para buscar un pacto. Más tarde buscó conciliar, ofreciendo bloquear los pedidos de "impeachment", para luego, a falta de respuestas, volver a adoptar una estrategia dura.

En ese contexto se inscriben recientes votaciones de la Cámara baja para incrementar gastos, como un aumento salarial superior al 70% para los empleados judiciales, consideradas una "pauta bomba" destinada a sabotear el plan de ajuste del Gobierno. La semana pasada el Ejecutivo fracasó en alcanzar el quórum y así no pudo obtener el aval de los diputados a los vetos impuestos por Rousseff a esas medidas, una situación que, según analistas, fue orquestada por Cunha.

En esa estrategia zigzagueante busca dar con un oportuno salvavidas. "Su situación es delicadísima. La oposición, que venía garantizando su estabilidad, le retiró el apoyo. Eso puede ser aprovechado por Dilma, que puede poner su base a disposición de Cunha para evitar su caída a cambio de que él impida el inicio del proceso de 'impeachment'", agregó Rech. Pero el hombre también busca retomar el contacto con la oposición. "Aunque es complicado debido a que él mismo se benefició de los recursos de Petrobras, un acuerdo sigue siendo posible", estimó el analista.

Según trascendidos, Cunha y el titular del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el senador y candidato presidencial derrotado el año pasado Aécio Neves pactaron una serie de acciones reglamentarias para facilitar el pedido de juicio político. Desde hoy se verán esas cartas.

"El gran problema para él sería que la sociedad reaccione en su contra", explicó Rech. En ese sentido, resultó sugestivo que el empresario Rogério Chequer, líder la agrupación civil Vem Pra Rua (Vení a la calle), que organiza en las redes sociales sus manifestaciones en pos de la destitución de Dilma, haya afirmado que ésta y no Cunha es el foco de su ofensiva.

"Lo primero es la corrupción que viene de lo más alto. No haremos una manifestación particular contra Cunha", indicó Chequer, quien piensa ya en una nueva movilización para el 15 de noviembre, día en que se celebra la proclamación de la República. Sería toda una ironía que un personaje como Cunha sea el que termine prestando ese servicio a la República.

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