10 de septiembre 2010 - 00:00

Lujo a bordo del avión más grande del mundo

Confort, los últimos adelantos tecnológicos y mucho espacio están a disposición del pasajero dentro de este gigante del aire de origen francés.
Confort, los últimos adelantos tecnológicos y mucho espacio están a disposición del pasajero dentro de este gigante del aire de origen francés.
La experiencia de volar en el avión de pasajeros más grande del mundo supone de cualquier forma un viaje en primera clase. Con capacidad para transportar a 538 viajeros en tres clases -La Première, Affaires y Voyageur-, el Airbus A380 de Air France reúne bajo un mismo concepto las características de un titán en el aire. Ni los primeros sueños de los hermanos Orville y Wilbur Wright ni el excentricismo posterior del magnate e ingeniero autodidacta Howard Hughes se aproximaron a las pretensiones de este avión diseñado para desafiar los límites de confort y tecnología.

«En la sumatoria de elementos y detalles se busca que el pasajero pueda sentirse dentro del avión como si estuviera en su casa», resume Carole Peytavin, directora de marketing de Air France, la primera y única compañía europea en adquirir este tipo de aeronave con la que opera desde 2009 viajes desde Charles de Gaulle a Nueva York y Johannesburgo, y recientemente a Tokio. Además del vuelo promocional entre París y Londres, de unos pocos minutos, por el cual curiosos, turistas y amantes de la aviación pudieron disfrutar por algo más de 34 euros. La definición de Peytavin es acertada. Además de la notable amplitud de los dos puentes en los que se divide el avión, el A380 está equipado con un sofisticado sistema de leds y luces internas que se van fundiendo de manera gradual creando hasta seis atmósferas diferentes, de acuerdo con la zona horaria que atraviesa la aeronave. Esto, entre otras cosas, evita que el pasajero confronte sensaciones de cansancio excesivas debido a los cruces de husos horarios que exigen, por ejemplo, los vuelos entre Europa y Asia, distancias y destinos para los que fue pensado este avión cuyo costo de lista ronda los 250 millones de euros.

El otro elemento distintivo está dado por la posibilidad de acceder a una galería de arte a bordo, mientras se disfruta de un buen trago en cualquiera de los seis bares debajo de una constelación que dibuja una serie de leds diseñados especialmente. De vuelta en la butaca, la oferta de entretenimiento está a la orden del día con cien opciones diferentes de series y estrenos cinematográficos, 3.000 canciones, guías turísticas de destino, y los más diversos programas de videojuegos. Para pasajeros algo más tecnológicos, cada asiento -sin importar la clase- permite conectar a la pantalla un dispositivo USB.

Si bien la curiosidad de la gran mayoría de los viajeros por tomar contacto con la cabina de mando quedó restringida a partir de los atentados del 11 de setiembre de 2001, este avión está equipado con cámaras de video en el timón de cola y la nariz conectados directamente a las pantallas de los pasajeros.

Pero no todo lo que hace grande y único a este crucero de los vientos está a la vista. El concepto de insonorización y la nueva mecánica permiten una reducción del 20% en las emisiones tóxicas para la atmósfera en sus 13.000 km de autonomía de vuelo, lo que lo convierte en el avión más amigable con el medio ambiente.

Por último, la infraestructura en tierra también exige condiciones especiales. Además de las dimensiones y los requerimientos específicos de pistas, el A380 requiere capacitar a las tripulaciones y al personal de tierra e invertir en equipamientos de rampa.

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