Macri castigó a empresarios y jueces; Poli, a la economía
Fue un 25 de Mayo previsible. Mauricio Macri y todo el gabinete caminaron desde la Casa Rosada hasta la Catedral. Hubo lluvia y saludos en la plaza. La Iglesia dio un mensaje crítico desde el púlpito.
Mauricio Macri les cuestionó ayer a empresarios, sindicalistas y jueces pretender condicionar al Gobierno. Lo hizo en la Casa Rosada después del Tedeum en la Catedral. Allí el Presidente escuchó de boca del cardenal primado de la Argentina, Mario Poli, una dura descripción sobre la realidad económica y social: "Buena parte del pueblo no tiene una vida digna, la inequidad genera violencia", dijo. En su homilía, el cardenal insistió: "No puede haber realidad social que no pueda ser redimida, cambiada para bien... no hay motivo para una fiesta patria cuando buena parte del pueblo no está invitado". El Gobierno comenzó a contestarle ni bien salió de la Catedral, aunque cuidándose de no contradecir esa descripción.
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Tras la ceremonia en la Catedral, volvió a la Casa Rosada, donde ya se estaba comenzando a servir un locro y empanadas. Funcionarios, invitados, diplomáticos y representantes de las Fuerzas Armadas comieron en el Museo del Bicentenario y escucharon de Macri la advertencia más dura del día antes que volviera a descansar a la Residencia de Olivos.
Lo más fuerte del mensaje fue una advertencia a 3 sectores: "El cambio tiene que ver con avanzar, tampoco desde la política, o desde la dirigencia, porque también puede pasar entre los empresarios, sindicalistas y los jueces. Nadie puede creerse dueño de decirnos lo que tenemos que hacer".
"Los ciudadanos somos los que tenemos el poder y elegimos servidores públicos, como el que les habla, para que nos ayuden a trabajar y a desarrollar y a superar las dificultades", siguió.
Siempre junto a Juliana Awada, le dio la bienvenida a alumnos de escuelas públicas que llegaron a la Casa de Gobierno desde todo el país para participar del festejo junto a representantes de centros de jubilados y organizaciones sociales.
Fue la última escala de este 25 de Mayo que tomó cansado a Macri tras el largo viaje a Oriente y el mareo en Quito durante la asunción presidencial allí. De hecho Macri dio el mensaje y volvió a descansar a Olivos. Hubo un dato ineludible: si bien es habitual que el presidente y su esposa se den la mano en todos los actos públicos, esta vez Juliana Awada actuó como un sostén mas que evidente cada vez que durante el Tedeum el protocolo religioso indicaba pararse o sentarse.
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