Compactados contra las vallas que rodeaban el Palacio de Justicia en Talcahuano 550, un nutrido grupo de personas se congregó para llevar a cabo la marcha convocada por redes sociales con el objetivo de promover la renuncia de los integrantes de la Corte Suprema. Con varios espacios libres en Plaza Lavalle, se recortaron las pancartas de las organizaciones sindicales que adhirieron como la del gremio de Camioneros liderados por Pablo Moyano, o la de la UOCRA de La Plata cuya conducción estaba en manos de Juan Pablo “Pata” Medina, con carteles reclamando su libertad y algún sector de la CTA. Al pico del acto, en torno a las 18, -cuando comenzó el único orador que fue el juez penal Juan Ramos Padilla- había una muchedumbre concentrada en la mitad de la plaza del lado del escenario, y varias columnas ingresaban por Tucumán desde la avenida 9 de julio, todas arterias cortadas al tránsito por la manifestación.
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Marcha contra la Corte: expectativas y temores, desinflados por igual
Intrascendencia de la movilización para pedir la renuncia del máximo Tribunal. Organizaciones sindicales aportaron asistencia moderada que ocupó Plaza Lavalle. Ausencia del Gobierno tras dudar y calcular costos. Cámaras firmaron documento en la previa, pero el efecto político e institucional termina siendo nulo.
La plaza fue ocupada en todas sus zonas transitables pero lejos de ser similar a la marcha contra el “2x1”, el fallo que motivó la reacción de todos los organismos de derechos humanos y sociales porque habilitaba la salida en libertad de acusados por delitos de lesa humanidad. Y generó una consecuencia política que tuvo réplica en el Congreso con la aprobación de una ley correctiva y un año después la Corte volvió sobre sus pasos. Por lejos, en el cuarto piso del Palacio se frotaban las manos con la marcha de ayer que aglutinó gran cantidad de apoyos detrás de sí ante lo que implicaba un pedido de renuncia masivo que pareció validado por el oficialismo. Pero finalmente fue tan intrascendente su efecto como era de esperarse, lo que implica también un triunfo que fortalecía al máximo Tribunal.
El Gobierno había quedado entrampado como promotor por no haber condenado una marcha que pedía el descabezamiento de uno de los Poderes del Estado pero lo cierto es que activamente no participó, ni aportó figuras de peso entre las presencias. En los despachos oficiales eran conscientes no solo de lo inconveniente de una movilización interpelada en esos términos, sino además de los costos políticos que recibiría el Ejecutivo. Tampoco el kirchnerismo paladar negro facilitó asistentes de primera o segunda línea. Sí llegaron a la primera fila el exministro de Economía Amado Boudou –con condena firme por la Corte- y el expiquetero Luis D´Elía fueron de los partícipes menos anónimos. La agrupación de Milagro Sala también fue ayer. El volumen político de la marcha quedó totalmente desinflado, a contramano, incluso, de los guarismos de quienes salieron a condenar la marcha alegando la afrenta republicana que significaría y el supuesto apoyo oficial que la tornaba un ejemplo de avasallamiento de la independencia judicial. Perdido por la muchedumbre y mientras los bombos obligaban a Ramos Padilla a exigir la voz para contar sus experiencias en la justicia, el único oficialista reconocible fue el diputado Leopoldo Moreau, que preside la Bicameral de Inteligencia. No se lo vio al Ministro de Hábitat Jorge Ferraresi que había comprometido apoyo por ser víctima del armado de causas. Ámbito había adelantado el agrietamiento interno del oficialismo con respecto a tomar postura en este tema. Cuando se aproximó la fecha, la diáspora fue aún mayor.
En la misma jornada de la marcha, los presidentes de la Junta de Cámaras Nacionales y Federales firmaron un comunicado repudiando la marcha y las declaraciones de los convocantes y pese a que rescataron la posibilidad de la ciudadanía de movilizarse y peticionar, criticaron que lo hicieran bajo los argumentos de los organizadores. Si bien había muchas firmas institucionales también se notó la ausencia de la Cámara Civil, la Comercial Federal, la del Trabajo, la Contencioso Administrativo Federal o las Casaciones Penales, además de curiosamente, la Cámara de Apelaciones de Rosario.
“Pata Medina Conducción” se leía en pancartas y remeras, mientras las actrices Luisa Kuliok y Cristina Benegas leían -luego de unos 40 minutos de alocución del juez Ramos Padilla- un documento sobre el “fin del lawfare”. Cerca estaba el intendente de ensenada Mario Secco. El balance de la marcha quedó encapsulado en su origen, intenso, pero circunscripto a redes sociales.
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