19 de septiembre 2008 - 00:00

Mujer y naturaleza, temas de la analítica Zulema Maza

Una de lasnuevas obrasde ZulemaMaza: unamujeranónima, quefotografiótejiendo enuna plaza yque con elartificio de latécnica digital,hace creerque lo queteje es unaplanta.
Una de las nuevas obras de Zulema Maza: una mujer anónima, que fotografió tejiendo en una plaza y que con el artificio de la técnica digital, hace creer que lo que teje es una planta.
Siempre inquietante, analítica e innovadora, así puede describirse a Zulema Maza, artista argentina que vuelve a tomar la naturaleza como metáfora y la presencia de la mujer como naturaleza.

En momentos en los que se ha exacerbado hasta el hartazgo la imagen de la mujer-objeto, estereotipada, que sólo habla de su exterioridad, los artistas verdaderos buscan revertirla. A diferencia de su anterior muestra en las que las mujeres lucían seductoras cubiertas con diseños simbólicos de distintas religiones y sobre cuyos rostros manipulaba el follaje, esta vez, la mujer protagonista es un ser real, anónimo, a la que decidió fotografiar en la Plaza San Martín.

La mujer tejía pero el artificio de la técnica digital que Maza domina, nos hace creer que teje plantas con la misma concentración y felicidad con la que puede tejer algo que cubrirá un cuerpo. La manipulación a la que Maza somete la imagen, exalta su rostro contra el negro intenso del fondo así como el movimiento de las agujas. Un inquietante claroscuro, la irrupción del verde vegetal, también intenso, conforma un cromatismo reverberante.

En las «Cercas» también aparece el verde con diferentes matices, foto tomada en el Botánico en una supuesta nocturnidad y artificialidad. Un poco de ilusión en estas bellas fotografías, ese ir y venir entre realidad y ficción, escuchar «La voz de la Naturaleza», título de la muestra tomado de un libro de 1898 que Maza encontró en la casa de su padre y que exhibe como reliquia en una vitrina. Esto prueba que el tema de la naturaleza ha sido y es fundamental e inherente al hombre que no debe dejar de escucharla para sobrevivir en este mundo feroz.

Arte X Arte (Lavalleja 1062). Clausura el 4 de noviembre.

*Las «cajas» que Marta Pérez Temperley presenta en Atica ( Libertad 1249, hasta el 20 de septiembre), son una maravilla. Y apelamos a este adjetivo infrecuente porque en primer lugar, sorprenden por su ejecución. Talladas, en algunos casos como matriz de xilografía -debe recordarse que Pérez Temperley es una destacada grabadora de nuestro medio- en un alarde artesanal digno de aquellos maestros anónimos de salas capitulares, bóvedas de coros de catedrales, de arcanos del Tarot del siglo XV o los dibujos cabalísticos de Nosenrot ( Siglos XVII y XVIII).

«Puertas que fluyen entre el Cieloy la Tierra», son efectivamente puertas que, al abrirlas, nos llevarán por un camino iniciático vinculado a lo esotérico y a la alquimia. Entre los elementos están las representaciones de animales relacionados a los procesos alquímicos, por ejemplo, el pez: creación primordial que se mueve en el elemento líquido, mediador entre lo sólido y lo etéreo. Otros ejemplos, el pelícano: proveedor de alimento a lo naciente o la tortuga como sostén del cosmos. El título es heredero de la tradición rosacruciana que procedía de la alquimia, del mundo musulmán y de China, de allí que varias de las cajas estén coronadas por imágenes de rostros de carácter oriental.

Por supuesto esta simbología nos excede ya que carecemos de los conocimientos para su correcta interpretación teniendo en cuenta que los libros de alquimia en su mayoría muestran láminas que deben ser interpretadas visualmente. Pérez Temperley no intenta darnos una visión exacta de estos procedimientos que se desarrollaron a lo largo de 500 años, desde Alejandría; sólo una aproximación abarcativa e intuitiva a través de su aquilatado quehacer artístico.  

  • Gilles Deleuze dice que el primer período de Turner es de catástrofes, las tempestades en el mar y las avalanchas de las montañas. Dos términos para empezar a describir la pintura de Germán Gárgano: tempestades, avalanchas.

    Las formas y el color se vienen encima, son avasallantes, pero como lo señala Lebenglik en el prólogo, « pasado el primer momento comienzan a organizarse».

    Por eso, la lectura que exige la pintura , por supuesto cuando tiene algo que expresar, comienza a hacer visible todo lo que este artista ignífugo saca de la galera. Citas sobre el cine, la música, la literatura, Gárgano pone en la tela lo que lo ha conmovido, y aunque no haya relato alguno son los datos que ha acumulado y que lo alimentan en su vida. En las obras todo es fuerzas, colores que se chocan, dominantes, que se entremezclan, formas que pueden identificarse o no, gestos todo el tiempo, algún momento de serenidad que se concede a sí mismo, un desorden que roza el peligro, una suerte de caos pasional en el que caemos gracias a un pintor que evita el facilismo y el cliché.

    Galería Palatina (Arroyo 821). Clausura el 22 de septiembre).
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