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Oficialistas a favor, en soledad
«La Iglesia aplica la compasión de manera uniforme. La compasión no conoce categorías», señaló por su parte el presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín, a cuyo partido pertenece el presidente Sebastián Piñera.
Patricio Melero, jefe de bancada de los diputados de la UDI, calificó la propuesta de la Iglesia Católica como «integradora y no excluyente, que convoca al país a un gran gesto de unidad nacional y de mirada al futuro».
En cambio, Juica fue contundente en sentido inverso: «Los indultos y la amnistía no debieran coexistir en un régimen democrático. Son situaciones que están obsoletas en una sociedad moderna».
Por su parte, el ex presidente y último candidato de la Concertación, Eduardo Frei, reiteró su postura contraria al perdón: «Si éste es un proyecto de ley que va al Congreso, no vamos a aceptar ningún caso de violaciones a los derechos humanos. Debe haber clemencia, como plantea la Iglesia, pero en casos de violaciones a los derechos humanos no hay espacio para ningún beneficio».
Críticas
Por su parte, el ex candidato presidencial y disidente de la Concertación Marco Enríquez-Ominami criticó desde Costa Rica el posible indulto. «A mí no me gustan las monarquías presidenciales. El indulto en Chile es una institución monárquica, la idea de que un rey, un monarca, que puede perdonar», dijo.
Para el disidente de la Concertación y ex democratacristiano Andrés Zaldívar, hermano el embajador en Buenos Aires Adolfo, anticipó su rechazo: «Vamos a exigir el cumplimiento estricto de los tratados internacionales que Chile ha suscrito».
El diputado Guillermo Tellier, presidente del Partido Comunista chileno, alertó que un eventual indulto significaría que «los violadores de derechos humanos, en cualquier momento, podrían volver a cometer las mismas barbaridades».
Como era previsible, familiares de desaparecidos se manifestaron radicalmente en contra de la propuesta de los obispos (ver nota aparte).
La dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) dejó 3.000 víctimas entre muertos y desaparecidos, y unos 50.000 torturados, según cifras oficiales. Más de 500 represores están procesados, y 200 de ellos están encarcelados.
Agencias AFP, ANSA y DPA
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