9 de marzo 2018 - 00:00

Por primera vez, la exguerrilla de las FARC competirá en elecciones parlamentarias

La cúpula del nuevo partido político informó que no participarán de los comicios presidenciales de mayo luego que su candidato, Rodrigo Londoño, debiera ser operado de urgencia.

ANUNCIO. Iván Márquez y Carlos Antonio Lozada, ambos de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), informaron la decisión de retirarse luego de la cirugía a corazón abierto a Rodrigo Londoño, su candidato presidencial.
ANUNCIO. Iván Márquez y Carlos Antonio Lozada, ambos de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), informaron la decisión de retirarse luego de la cirugía a corazón abierto a Rodrigo Londoño, su candidato presidencial.
Bogotá - Las elecciones parlamentarias del domingo en Colombia pasarán a la historia porque representarán el debut en las urnas de candidatos de las FARC, que tras 52 años de alzamiento armado decidieron en 2016 silenciar los fusiles para actuar en la vida política legal.

El tránsito del uniforme camuflado a la plaza pública no ha sido fácil para el otrora grupo guerrillero, cuya campaña para las elecciones presidenciales de mayo tuvo que ser suspendida el 9 de febrero por ataques e insultos contra su candidato y máximo líder, Rodrigo Londoño.

Debido a problemas de salud, derivados de un infarto cardiaco que lo sorprendió hace una semana, quien se hacía llamar Timochenko, se retiró ayer definitivamente de la contienda electoral por una larga convalecencia que debe cumplir tras ser sometido a una cirugía de corazón abierto. Ante ese panorama, al grupo solo le quedaban dos salidas: renunciar a la candidatura o reemplazar a Londoño con otro de sus máximo jerarcas, ya que hoy se cierra el periodo de inscripción formal de aspirantes ante la Registraduría Nacional. Jorge Torres Victoria "Pablo Catatumbo", uno de los máximos líderes del grupo, sostuvo ayer que se descartó la posibilidad de que Félix Antonio Muñoz Lascarro "Pastor Alape" reemplazara a Londoño, porque él es el encargado de "la reincorporación a la vida civil de los combatientes", tema crucial para ellos.

Agregó que después del domingo, una vez pasen las elecciones legislativas, el Consejo Político Nacional decidirá a cuál candidato apoyará su partido para las presidenciales, que en todo caso será alguien que respalde el proceso de paz. "Nosotros tenemos una afinidad con los candidatos que defienden la consolidación de la paz, que defienden el acuerdo, pero aún no hemos tomado ninguna decisión sobre cuál será la orientación a nuestros militantes", apuntó el exrebelde.

Negó que su partido haya usado la excusa de la enfermedad de Londoño para abandonar la candidatura, ante la aparente impopularidad que despierta el grupo en algunos lugares del país y las pocas posibilidades de llegar al poder, según las encuestas.

"El hecho de que (Londoño) se retire es comprensible entre otras cosas porque una operación de corazón abierto, y me alegra mucho que le haya ido bien, es una operación de marca mayor", afirmó Santos a la prensa local.

Los analistas coinciden en que el respaldo de la FARC a otro candidato puede ser una especie de "abrazo de oso", por la mala imagen que tienen los colombianos de la otrora guerrilla comunista. El derechista Iván Duque, del Centro Democrático, el partido que lidera el expresidente Álvaro Uribe, férreo opositor al pacto de paz; el izquierdista Gustavo Petro, y el exalcalde de Medellín Sergio Fajardo (centro), lideran la intención de voto para las presidenciales.

El acuerdo de paz suscrito en noviembre de 2016 por Londoño y el presidente Juan Manuel Santos tras un conflicto que en 52 años dejó al menos 230.000 muertos en Colombia le garantiza a la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), el nombre del partido político creado hace medio año, cinco escaños en el Senado y cinco en la Cámara de Representantes para los periodos legislativos 2018-2022 y 2022-2026. De ahí en adelante dependerán de sus propios votos.

Si la FARC logra una votación que le permita obtener otras curules más allá de la cantidad mínima que le garantiza el acuerdo de paz, esa representación adicional en el Congreso se le respetará. A pesar de cometer uno de los ataques más repudiados en la historia del conflicto armado en Colombia, el asalto con toma de rehenes al Palacio de Justicia en Bogotá (1985), el M-19 se incorporó a la vida legal con cierto nivel de popularidad que le dejaron acciones como los robos a vehículos que transportaban leche para regalar el producto en barrios pobres.

Agencias DPA, ANSA, EFE y AFP

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