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Rojo comercial con Brasil bajó 70% (Moreno lo hizo)
También influyó la caída de la demanda interna, sobre todo del sector automotor y autopartista
La caída de las importaciones de productos brasileños se explica por el efecto conjunto de la política comercial restrictiva y la desaceleración económica que se traduce en una menor demanda interna. «En los últimos meses se estima que más de la mitad de la caída se explica por un efecto demanda, mientras que las restricciones comerciales fueron cediendo lugar», sostiene la consultora Abeceb.
Las menores ventas externas brasileñas de julio están vinculadas principalmente a motores para automóviles, neumáticos, laminados planos, mineral de hierro, tractores, ómnibus, polímeros plásticos, autopartes, chasis con motor y vehículos de carga.
En el caso de las exportaciones argentinas, las causas de los menores embarques del mes pasado varían según el producto, «pero sin duda también inciden las demoras en la liberación de mercancías por parte de las aduanas brasileñas, a partir de la suspensión de las licencias automáticas que el Gobierno brasileño decidió como represalia por las medidas argentinas», señala Abeceb. Esto se da principalmente para el rubro alimentos. El mes pasado, los sectores que explican la caída de los embarques argentinos fueron naftas, aluminio en bruto, productos hortícolas, harina de trigo, trigo en grano, ómnibus, porotos, polímeros plásticos y celulosa.
Cabe señalar también que los desequilibrios del mercado interno, como por ejemplo, en el caso de los combustibles explican las menores exportaciones de naftas, a raíz de la caída de los saldos exportables. En cambio, para el rubro automotor, el menor número de envíos se relaciona con la menor demanda del mercado doméstico brasileño (a pesar de que en las últimas semanas hubo señales de recuperación). Mientras que para el caso del trigo, que fue históricamente el principal producto exportado a Brasil, entraron a jugar factores como la sequía, los precios, la elevación de los costos locales de implantación y la imposición de cupos de exportación en la menor disponibilidad del cereal para exportar.
El balance de 2012 muestra que las exportaciones brasileñas cayeron un 17% interanual, a u$s 10.328 millones, mientras que las argentinas sólo bajaron un 8,6%, a u$s 8.699 millones.
El mercado argentino ha pasado de representar el 9,2% de las exportaciones totales brasileñas al 7,1% (en el año, del 8,9% al 7,5%). Mientras que la participación como proveedor de Brasil se redujo del 7,6% al 6,8%. Así, la Argentina se consolida en el tercer lugar del ranking de socios comerciales de Brasil detrás de China y Estados Unidos, según los datos del ministerio a cargo de Fernando Pimentel.
Al Gobierno de Dilma Rousseff le sigue molestando el accionar proteccionista argentino, pero ahora le inquieta más el menor dinamismo de la vecina economía. Y si bien hay algunas señales de cierta mejora de la actividad doméstica, el Gobierno brasileño se apresta a lanzar nuevos paquetes de medidas para reactivar la demanda interna y, por ende, la producción industrial. Los anuncios llegarían a comienzos de la próxima semana y apuntarían a reducir costos energéticos tanto de las industrias como los domiciliarios; también habrá bajas de impuestos vía unificación y simplificación de tributos; a la vez, apostarán a bajar el costo operativo de los puertos, ferrocarriles, aeropuertos y autopistas vía nuevas concesiones. De esta manera, Dilma espera que «estas medidas junto con la baja de la tasa Selic y la depreciación del real ayudarían a apuntalar el nivel de actividad en los próximos meses», apuesta un informe del Estudio Broda que prevé la Selic a fin de año en el 7% al 7,25%.
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