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Roque Fernández: “Macri puede bajar la inflación a un dígito en 2019”
• ENTREVISTA AL EX PRESIDENTE DEL BANCO CENTRAL Y MINISTRO DE ECONOMÍA DE CARLOS MENEM
Fue clave en la lucha antiinflacionaria en los 90. Hoy es optimista. Dice que el Presidente desactivó una bomba que dejó el kirchnerismo y hace una autocrítica de su gestión: “Nos faltaron reformas”.
R.F.: La única forma es mantener un programa de sustentabilidad fiscal que vaya eliminando el déficit. No me gusta esto de ir poniendo metas porque la verdad es muy difícil cumplir. A mí me gustaría que permanentemente me rindan cuentas de cómo va la situación fiscal, cómo va mejorando día a día
P.: ¿Está mejorando?
R.F.: Sí, está mejorando. En términos reales la participación del gasto va a ir disminuyendo en relación con el PBI. El problema es que la inflación está muy rebelde, como lo estamos viendo.
P.: ¿Pero cómo se la para? Ustedes, en los 90, con Domingo Cavallo, pudieron.
R.F.: Con mucha paciencia. Va a llevar un poco más de tiempo pero, en la medida en que se vea que la situación está bien encauzada, se van a acelerar los tiempos. Hacia fin de año vamos a notar una caída importante de la inflación, a pesar de que ahora está en 2,4%. Es normal que lleve tiempo si no se hace un plan de shock como la convertibilidad.
P.: ¿Podría hacerse algo parecido a la convertibilidad?
R.F.: No, porque no están dadas las condiciones de sustentabilidad. La convertibilidad se basó en una reforma del sector público que acá no se hizo. Se está haciendo de a poco. En el 89 hubo dos leyes clave: la de Reforma del Estado y de Emergencia Económica. Con esas leyes se dio vuelta el país y permitió ordenar todas las finanzas públicas.
P.: ¿Pero, a este ritmo, cuánto tiempo va a llevar tener una inflación razonable?
R.F.: Una inflación de un dígito -que ya sería bueno- creo que se puede lograr en un par de años.
P.: ¿Antes de que Macri termine el actual mandato?
R.F.: Sí, creo que puede estar cerca de bajar del 10% a fin de 2019.
P.: ¿Le preocupa el endeudamiento?
R.F.: Personalmente, prefiero tener un programa de disminución de la deuda. Mi preocupación existencial, como argentino, es tener deuda grande, sea internacional o doméstica, porque si vuelve a cambiar el ánimo de los argentinos, se repudiará la deuda. Es lo que vimos en nuestra historia. El Gobierno populista que venga en el futuro no va a pagar la deuda y en el Congreso se van a poner de pie para aplaudirlo porque se reparten entre ellos las reservas.
P.: La convertibilidad tuvo éxito con la inflación, pero ese modelo tuvo graves consecuencias para el país. Cierres de industrias por la apertura, desempleo, pobreza...
R.F.: Yo tengo otra lectura. Al final de la década del 90, la deuda argentina era menos del 40% del PBI. El Gobierno que asumió tenía resueltos todos los problemas de pago del primer año de gestión, tenía refinanciada su deuda y tenía un año para manejar la situación del país. El atraso cambiario o el supuesto atraso cambiario no era grave. El FMI decía que era de 7% y el Banco Mundial de 15%. Pero la Argentina tenía una tasa de deflación del 2% anual y Estados Unidos tenía una inflación del 2%. En dos o tres años, el atraso cambiario desaparecía. Mi crítica es que, hacia el año 98 y 99, el sector político insiste en la re-reelección de Carlos Menem y ahí frenamos reformas estructurales que el país necesitaba. Como economista, creo que si en vez de luchar por la re-relección hubiésemos peleado a fondo por las reformas estructurales que faltaban, hubiéramos avanzado muchísimo.
Entrevista de Horacio Alonso |
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