Existió una conjunción de factores como para que en la primera rueda de la semana se produjera una intensa «cosecha» de utilidades, en consonancia con la madurez de evoluciones que el Merval conforma desde hace dos meses. Si bien todo estaba como aislado de lo que sucedía en el exterior -dejando un flanco expuesto-, lo que provino ayer de mercados del mundo no fueron ligeros desniveles bajistas, sino toda tierra arrasada en la zona europea -caídas de tres, hasta más de un 4%- que se vio también reflejado en una merma del Dow Jones, casi rondando el 1%. El Bovespa lo elevó al 1,3% de retroceso y esto ya resultó un escenario más difícil para poder abstenerse. Inclusive, ese «referente» local que constituía el motivo más visible, la evolución del dólar «paralelo», recibió cierto freno bajista en la primera fecha. Casi asegurada la presencia de una oleada vendedora, tomando utilidades suculentas, llamaba a cumplir con la obligación de dilatar la fuerza de demanda. Como para mantenerse en los límites de precios alcanzados o sufrir de modo escaso. Esto no se produjo, las «cámaras de aire» se crearon entre los extremos y las cotizaciones fueron la clásica «variable de ajuste». En el caso local (-2,91%), por lógica, más notorio que en otros índices de avances muy inferiores desde diciembre hasta aquí. Se tocó mínimo en 3.422 puntos, con máximo fugaz e inicial de 3.537 unidades, cerrando el día en 3.428 puntos. Salvo TECO, con aumento de un 0,6%, al resto de las líderes acusaron caídas de buen calibre (picos en Edenor y Pampa, ambas arriba del 5% de desmejora). El total de efectivo se limitó a los $ 56 millones escasos, gran parte del mismo radicado en no más de cuatro plazas. Diferencias con 26 aumentos, frente a 58 bajas, completando un día donde se produjo importante «descreme» bursátil. La Bolsa, lluviosa.
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