30 de octubre 2015 - 00:00

Sintonía final del Gobierno con la Corte por vacantes

Julio Alak anoche tras el  acto presidencial en Balcarce 50. Su táctica para completar la Corte es más audás para los jueces que para los políticos.
Julio Alak anoche tras el acto presidencial en Balcarce 50. Su táctica para completar la Corte es más audás para los jueces que para los políticos.
 La nominación de Domingo Sesín y Eugenio Sarrabayrouse para la Corte Suprema de Justicia encierra la última evidencia de una etapa de armonía entre el Gobierno y el máximo tribunal. Una tregua iniciada luego de las hostilidades por la permanencia de Carlos Fayt y que se mantuvo durante toda campaña. El oficialismo desistió de sus embates contra la Corte y los ministros evitaron emitir fallos estruendosos en materia política u económica.

Esa sintonía, por momentos incómoda para las partes pero siempre presente, se impuso en el primer gesto del Gobierno tras la elección del domingo. A tal punto que tanto Sesin como Sarrabayrouse contaron con el aval del cuarto piso antes de que Julio Alak -gestor de este último intento por completar las dos vacantes que ofrecerá la Corte- los condujera hasta Olivos para un encuentro de poco más de media hora con Cristina de Kirchner que tuvo lugar en el ocaso del martes. Si bien en el entorno de Sesin la posibilidad ya era comentada, Sarrabayrouse sostuvo el hermetismo al punto que para asistir al encuentro con la mandataria debió escabullirse de un cumpleaños con absoluto sigilo.

Los dos nombres cuentan con el guiño de la Corte, ante todo porque son opciones de prestigio frente a otras posibilidades que se manejaban desde la noche del lunes, cuando Miguel Pichetto habría jugado una última carta sin éxito. Sesin reúne buenas referencias en el empresariado, es administrativista y desde su cargo en la corte cordobesa trabó una sintonía directa con José Manuel De la Sota.

Sarrabayrouse
proviene de una familia de abogados y académicos del derecho. Tuvo a Julio Maier como mentor, quien en los últimos tiempos ha emitido duros cuestionamientos al funcionamiento de la Corte actual. Un rasgo que en la calle Talcahuano no pesa tanto como la realidad de que el camarista mantiene un trato distante con la titular de la Casación ordinaria, María Laura Garrigós de Rébori, integrante de Justicia Legítima y que acumula diversos conflictos con la Corte y sus funcionarios.

Alak
volvió a repetir la costumbre de entablar diálogo con Ricardo Lorenzetti antes de jugadas con carga política. Así sucedió con la puesta en funcionamiento del Código Civil y Comercial y también -aunque no se admitirá en voz alta- con la ley de subrogancias votada por el kirchnerismo en el Congreso y que la Corte revisará el martes próximo en compañía de Alejandra Gils Carbó.

En sus últimos días al frente de la cartera de Justicia, Alak intenta una estrategia que cubre todo el arco ideológico del derecho (un administrativista conservador y un penalista más cercano al progresismo). Un equilibrio doctrinario que difícilmente tenga su traducción en los avales del Senado pero que es un gesto de apertura en sí mismo tras la primera vuelta electoral en donde los resultados dejan un escenario abierto.

En cuanto a la relación con la Corte, existe otro mensaje más críptico pero igual de potente: el oficialismo intenta una retirada pacífica, sin alterar la matriz de poder cortesano hoy en manos de Lorenzetti y que al mismo se configura como un escenario que el justice podría añorar incluso si el frente Cambiemos triunfa en la segunda vuelta. Elisa Carrió, que juega en ese aglomerado, acumula críticas demoledoras sobre el tribunal, el rol de Lorenzetti y los aspectos financieros del Poder Judicial.

El kirchnerismo culmina su administración con la voluntad de no reabrir el debate sobre la composición de la Corte. Una decisión entera de la Presidente y distinta a la voluntad de sus interlocutores con el ámbito de los tribunales. Todos ellos, según el momento, se inclinaron por la ampliación, esa tentación ineludible que habita tanto en el campamento del PRO como del sciolismo.

Dejá tu comentario