24 de mayo 2013 - 00:00

Sobre el dilema entre ideal social y egoísmo personal

Elle Fanning cumple una actuación memorable en “Ginger y Rosa”, el film más sensible y menos ostentoso de Sally Potter (“Orlando”, “La lección de tango”), que por eso mismo corre el riesgo de pasar inadvertido.
Elle Fanning cumple una actuación memorable en “Ginger y Rosa”, el film más sensible y menos ostentoso de Sally Potter (“Orlando”, “La lección de tango”), que por eso mismo corre el riesgo de pasar inadvertido.
"Ginger y Rosa" (Ginger & Rosa, G.B.-Din.-Can.-Cr., 2012, habl. en ingl.). Guión y dir.: S. Potter; Int.: E. Fanning, A. Englert, A. Nivola, C. Hendricks, T. Spall, A. Bening, J. May, O. Platt.

Cerca del East End, Londres, 1962. Ginger y Rosa están en esa etapa de la adolescencia en que todo causa risa, corren por las calles, desconocen los horarios, prueban el primer cigarrillo, y todo eso. Nada las desune, son amigas desde niñas. Esperan ser diferentes a sus madres, que parecen apagadas. Ginger aprecia más a su padre, que escribe y tiene actitudes muy abiertas.

Rosa también valora cada vez más al padre. De Ginger. El suyo se mandó mudar hace rato. Ambas viven también esa etapa de idealismo cuando parece posible cambiar el mundo. Una, más que la otra. Y en 1962 el mundo casi cambia de veras con la crisis de los misiles. Ellas participan en las manifestaciones de la Campaign for Nuclear Disarmament. Al respecto, la CND nació en 1958, impulsada por el filósofo Bertrad Russell y, entre otros, el canónigo anglicano John Collins. "Ban the Bomb" era el lema, y sus pancartas lucían, con fondo negro, el símbolo pacifista hoy popularizado con fondo blanco.

Algo de eso muestra la película, pero la historia va por otro lado. Va por la angustia que una criatura puede sentir frente a la contradicción entre ideal social y egoísmo personal. Es fuerte, el modo en que descubre cómo alguien puede eludir responsabilidades naturales escudándose en principios ideológicos. Y encima se molesta si lo critican. Transitando todo ese camino de euforia, preocupación, angustia y maduración, hay una actriz impresionante: Elle Fanning. Y más impresionante, si se advierte que al momento del rodaje apenas tenía 13 años.

Esa chica se come la película, ojalá en próximas obras mantenga semejante nivel. Alice Englert, debutante hija de la directora Jane Campion, y el resto del elenco (Alessandro Nivola, Christina Hendricks, la dupla Timothy Spall y Oliver Platt, Annette Bening, Johdi May) también se lucen, pero están a su servicio. De igual modo se pone al servicio de la historia la autora Sally Potter, abandonando por el momento esas ostentaciones de estilo con que había llamado la atención en "Orlando", "La lección de tango" y otras obras que hicieron época. Curiosamente, "Ginger y Rosa", que en varios aspectos es mejor, arriesga pasar inadvertida.

Dejá tu comentario