14 de noviembre 2012 - 00:00

Temen resurgimiento de la mafia de San Pablo

Policías recorren la favela Brasilandia. El PCC sólo contaría con 40 miembros, según fuentes oficiales, y más de 1.000, de acuerdo con otras versiones.
Policías recorren la favela Brasilandia. El PCC sólo contaría con 40 miembros, según fuentes oficiales, y más de 1.000, de acuerdo con otras versiones.
San Pablo - La ola de homicidios en San Pablo es atribuida a un rebrote de ataques del grupo criminal PCC contra la Policía, que a su vez toma represalias, en esta gran metrópoli industrial brasileña donde la violencia había caído drásticamente en los últimos años.

«Vemos que esto es un proceso de venganza ejecutado por el crimen organizado» contra la Policía, señaló Ignacio Cano, investigador del Laboratorio de Análisis de Violencia de la Universidad del Estado de Río de Janeiro. «Hubo operaciones policiales con muchas víctimas o con uso excesivo de la fuerza, apoyadas por las autoridades públicas», a las que responde el crimen organizado, añadió.

En septiembre, la cifra oficial de homicidios en la ciudad saltó a 144, más del doble de los 71 registrados en el mismo mes de 2011. Las autoridades sólo comunicarán a fines de noviembre las cifras de octubre, pero la prensa señala que hubo 145 asesinatos, un alza del 86% en un año. Decenas de personas más han sido asesinadas en lo que va de noviembre.

Desde comienzos de año, un centenar de policías militares fueron blanco de homicidios, más de 40 de ellos con señales claras de ejecución.

Una lista con nombres, direcciones y descripción física de policías encontrada en manos de criminales en una favela de la metrópoli fue considerada una señal de que la actual violencia está enfocada principalmente en asesinar a estos efectivos.

«Creo que el PCC es responsable por los ataques contra la Policía Militar», dijo Camila Dias, una experta del Núcleo para el Estudio de la Violencia de la Universidad de San Pablo.

«Pero algunos grupos dentro de la Policía también están involucrados en ataques de represalias», añadió Dias.

Familias de civiles asesinados aseguran que la Policía Militar lleva a cabo matanzas indiscriminadas para vengar las ejecuciones de agentes. Una abogada sospechosa de estar vinculada al PCC fue asesinada el fin de semana en una estación de servicio, informó la prensa brasileña.

Los ataques recuerdan a los brasileños el violento mes de mayo de 2006, cuando una ola de homicidios, rebeliones carcelarias y barricadas callejeras atribuidas a la banda Primer Comando de la Capital o PCC, que opera desde las prisiones, dejó más de 170 muertos, entre ellos 47 policías.

El PCC fue creado en 1993 por presos de la cárcel de Taubaté, cercana a San Pablo. Hoy opera dentro y fuera de los presidios del estado, ordena asesinatos de policías, realiza tráfico de droga y otros crímenes.

Los medios afirman que posee más de 1.300 integrantes, mientras las autoridades aseguran que no son más de 40. Un reciente documento firmado por doce fiscales locales y divulgado por el diario O Estado señala que el sistema penintenciario «está en manos del PCC».

Para hacer frente a la violencia, el Gobierno estatal y el federal comenzaron a implementar un plan conjunto que ya empezó a trasladar líderes de facciones criminales a presidios lejos de San Pablo, que además prevé crear una agencia de inteligencia integrada y fortalecer un instituto de criminalística. También buscarán asfixiar financieramente a los grupos criminales.

Pese a esta ola de violencia que provoca temor en los paulistas, el investigador Julio Jacobo Waiselfiz, que desde 1998 elabora el Mapa de la Violencia en Brasil, cree que la ciudad sigue siendo una de las más seguras del país.

«Yo no niego que actualmente hay un problema, con una gran organización criminal que tiene que ser enfrentada y que está siendo enfrentada», declaró. «Lo que estamos viendo estos días son los resultados de esos enfrentamientos», pero en los últimos años la reducción de la violencia ha sido «impresionante», aseguró.

Según el último Mapa de la Violencia, que incorpora estadísticas hasta 2010, la tasa de homicidios en San Pablo cayó de 64,8 por 100.000 habitantes en 2000 a 13 en 2010, pasando del 4° al 27° lugar, el último de la lista, según Waiselfiz.

Río de Janeiro, por su parte, pasó de ser la sexta capital estatal más peligrosa del país en 2000 al lugar 23 en 2010, mientras Maceió (noreste) se convirtió en la más peligrosa, con una tasa de 109,9 homicidios cada 100.000 habitantes.

Agencia AFP

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