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Temor al vacío forzó a Moyano a demorar la asunción en PJ Bs. As.
El camionero ignoró los formalismos: obvió, por ejemplo, que para las reuniones del Consejo del PJ, del que es vice, se deben convocar, con 48 horas de anticipación, a los miembros. La duda, anoche, era si fue por desconocimiento o como gesto de autoridad.
El riesgo era que el encuentro que Moyano programó para desembarcar en la butaca de Alberto Balestrini luzca diezmado en asistencia y que ese vacío se traduzca como un rechazo del buró peronista. Anoche, desde Bahía Blanca, ordenó suspender el show.
La cita se postergó para la semana próxima: no hay fecha definida, pero sería entre el lunes y el miércoles. El jueves, el jefe de la CGT está citado, como vice del PJ nacional, a compartir cumbre partidaria con Kirchner en la provincia de Corrientes.
Antes del fin de semana, en tanto, se emitirán las invitaciones para la reunión del consejo bonaerense, cuya última reunión se concretó a mediados de enero para disponer que el PJ competiría con candidato propio en las elecciones de intendente de Pinamar.
Ese entrevero, que a simple vista parece un asunto de papeleo, puede ser un indicio del ánimo con que el camionero quiere ejercer el control del PJ y, en simultáneo, un reflejo de que ser el presidente en funciones no implica, per se, controlar el partido.
En rigor, en esa mesa deberá convivir con, entre otros consejeros, Aníbal Fernández, Florencio Randazzo, Hugo Curto, Raúl Othacehé y Mario Ishii.
Apuros
El apuro por colgarse la cucarda partidaria, tras la pulseada con los caciques del conurbano que resistían su proclamación, pareció movido por la venganza: en los últimos días, Moyano disfrutó ver cómo los alcaldes se sometían a su irreversible asunción.
El detalle, un bocado con aroma a humillación, sería la presencia de Néstor Kirchner en la ceremonia de coronación, en rigor no será más -puertas adentro- que el traspaso de las funciones de presidente al vice pero, en la calle, se expresará en tumulto, bombos y pecheras verdes.
De hecho, los lugartenientes moyanistas prometían anoche reunir 4 o 5 mil personas en La Plata, adonde Balestrini mudó la sede del PJ que antes funcionaba en Avenida de Mayo 811.
Ayer el camionero encabezó el lanzamiento de la Corriente Sindical en Bahía Blanca. Eligió el club Villa Mitre, donde amontonó 5.000 militantes y se mostró con su plana mayor: Omar Plaini (Canillitas), Mario Manrique (SMATA) y Juan Carlos Schmidt (Dragado).
El acto de jura en el PJ quedó en suspenso para la semana que viene para evitar que, con la excusa del poco tiempo, los consejeros falten a la cumbre. Los que en la próxima fecha igual se ausenten de la ceremonia informal pasarán a integrar, para Moyano, el club de los enemigos.
Es, en realidad, un cambio que quedará registrado en la historia del PJ. La llegada de Moyano a la jefatura del partido devuelve al sindicalismo un protagonismo, al menos en la primera línea, cuyos días de gloria se agotaron a fines de los 80, cuando Lorenzo Miguel tuvo que ceder a los renovadores el control del partido.
Más tarde, en la década Duhalde, otros jerarcas de origen sindical ocuparon sitios relevantes: Hugo Curto fue, durante años, secretario general del PJ. José María Díaz Bancalari, forjado en la UOM, ocupó la jefatura por la dimisión de Duhalde.
Ninguno, sin embargo, empardó el récord de Moyano, que tendrá el mando de la CGT, la vice del PJ nacional y la presidencia en ejercicio del peronismo bonaerense. Lorenzo Miguel no ostentó tantos cargos, aunque los ejerció a través de testaferros políticos.
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