En el primer caso de este tipo que debe lidiar como primer ministro, Netanyahu aseguró que los tres jóvenes, de entre 16 y 19 años, fueron "secuestrados por gente de Hamás", lo que, de ser cierto, pondría en serios aprietos el proceso de reconciliación palestina iniciado el mes pasado por Abás.
Antes de una redada nocturna en la que fueron detenidos más de 80 activistas islámicos, el dirigente israelí ya había volcado el sábado toda la responsabilidad del suceso en la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y en su presidente, pero se había abstenido de responsabilizar a sus socios islamistas.
"Esta mañana puedo decir lo que evité decir anoche antes de la ola de arrestos de activistas de Hamás en Judea y Samaria" (nombres bíblicos para Cisjordania), explicó ayer el primer ministro, dando a entender que no lo hizo para no perjudicar la redada.
El episodio, que comenzó el jueves por la noche cuando Naftalí Frenkel, Gilad Shaer y Eyal Yifrah subieron a un coche en un conocido cruce de Cisjordania [cerca de Hebrón], devolvió a los israelíes a uno de sus escenarios más temidos y lanzó al Ejército a una de las mayores operaciones de los últimos años por aldeas y ciudades palestinas de los distritos de Hebrón y Belén.
Desde el viernes por la mañana, miles de soldados y policías participan en la búsqueda, casa por casa, de los tres jóvenes, por ahora sin resultados concretos.
Uno de los últimos y más dramáticos secuestros se produjo hace ocho años cuando tres milicias de Gaza, entre ellas la del movimiento islamista Hamás, capturaron en un ataque contra una posición israelí al soldado Guilad Shalit, canjeado cinco años después por un millar de presos palestinos.
Hamás y Al Fatah comenzaban por aquel entonces un enfrentamiento que acabaría un año después en la división de la ANP en dos Gobiernos: uno en Cisjordania y otro en Gaza.
La acusación israelí contra el grupo islamista coincide ahora con los esfuerzos de Abás para estabilizar el proceso de reconciliación iniciado entre su partido Al Fatah y Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica), cuyos portavoces aplaudieron estos últimos días desde la Franja el presunto secuestro.
"Es un éxito de la resistencia", señaló el portavoz islamista Husam Bardrán, en tanto que activistas del mismo movimiento pedían a los comerciantes de Hebrón que retiren las cámaras de seguridad de sus negocios para impedir que el Ejército israelí pueda obtener de ellas alguna información.
Abás, que mantiene por ahora un absoluto silencio sobre el caso, es consciente de que si realmente el movimiento islamista, o alguno de sus comandos, está detrás del suceso, todos sus esfuerzos para reunificar Gaza y Cisjordania bajo un mismo Gobierno podrían hacerse añicos.
Formado a principios de junio como un Ejecutivo de tecnócratas que debe convocar elecciones generales, el Gobierno de unidad que preside Rami Hamdala obtuvo la bendición de EE.UU., la ONU y los principales países de la Unión Europea, a pesar de que Netanyahu advierte que "no se puede hablar de paz y aliarse a la vez con Hamás" porque sigue exhortando a la lucha armada y la destrucción de Israel.
El primer ministro israelí advirtió recientemente que "Hamás terminará haciéndose con el control de Cisjordania".
Por el momento, y sin que Netanyahu haya expuesto aún las pruebas contra Hamás, ningún grupo conocido con la capacidad para ejecutar una acción de este tipo se hizo responsable del suceso. Sí fue reivindicado por varios grupos desconocidos a los que los servicios israelíes de inteligencia no dieron demasiado crédito.
El temor de Israel es que los jóvenes puedan ser trasladados a la inexpugnable "Franja de Gaza o cualquier otro lugar" -posiblemente el Sinaí egipcio, controlado en gran medida por grupos salafistas-, lo que podría abrir una crisis en la región de consecuencias impredecibles.
Sin abundar en la información, Netanyahu anunció el sábado que dio órdenes "para preparar a las fuerzas militares para cualquier escenario posible", aunque el comentarista militar del diario Yediot Aharonot, Alex Fishman, señaló que aún es pronto para saber dónde terminará todo esto.
"El acorde final del secuestro será el que determine sus consecuencias para el conflicto palestino-israelí, explicó el periodista, para quien no hay más interesada que la ANP en resolver rápidamente esta crisis.
Agencia EFE |
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