28 de abril 2011 - 00:00

“Thor”: el comic en su máxima expresión

Con la visualmente asombrosa adaptación al cine de Thor, el superhéroe de la Marvel que faltaba, Kenneth Branagh se revela como un formidable director de cine fantástico.
Con la visualmente asombrosa adaptación al cine de Thor, el superhéroe de la Marvel que faltaba, Kenneth Branagh se revela como un formidable director de cine fantástico.
«Thor» (EE.UU., 2011, habl. en inglés). Dir.: K. Branagh. Int.: C. Hemsworth, A. Hopkins, N. Portman, S. Skarsgard.

Junto con El Hombre Araña, Hulk y la inminente Capitán América, Thor era uno de los superhéroes top de la Marvel, y tal vez de ahí la demora en atreverse a convertir el comic sobre el hijo de Odín en película. Por suerte, el resultado está a la altura de las expectativas, con algunas de las imágenes más asombrosas que hayan surgido de la adaptación al cine de una historieta.

La historia de Thor comienza con un misterioso prólogo donde un equipo de científicos liderados por Natalie Portman buscan una rara especie de tormenta cósmica y se encuentran con un hombre literalmente arrojado del espacio que choca contra su camioneta. De ahí la narración corta a la saga seminórdica, totalmente Marvel del Dios de Todo, es decir Odín (Anthony Hopkins tan eficaz como siempre).

Todo lo que tiene que ver con el reino de Asgard y el puente del arco iris que la comunica con otros mundos tiene cualidades visuales superlativas. Los que temían que el británico Kenneth Branagh se deje llevar por algún delirio shakespeareano se equivocaban: las intrigas palaciegas entre Thor y su malvado hermano Loki (Tom Hiddleston) confabulado con el rey del mundo del hielo están llevadas con fluidez y rodeadas de super acción ciento por ciento fantástica, sin lugar para más pausas que las necesarias para que el espectador tenga tiempo de admirar los fabulosos decorados plasmados con imágenes que, al menos en este sentido, superan cualquier otra adaptación de Marvel Comics.

Luego, cuando Thor es desterrado a nuestro planeta por un indignado Odín, Branagh maneja muy bien el humor propio de las andanzas de este hijo de dioses caminando entre simples mortales, lo que da lugar a vertiginosas escenas de acción, como cuando se enfrenta a todo el servicio secreto para tratar de recuperar su famoso martillo, retenido como si fuera alguna especie de satélite extraterrestre.

Justamente el momento en el que Thor, convertido en mortal, vuelve a ser digno de sostener su martillo del poder, da lugar a una de las grandes escenas del comic en el cine, y justifica por sí sola la visión de este film en una sala (más por la dirección de Branagh y la música de Patrick Doyle que por los efectos 3D, que están dosificados con gran moderación).

Las idas y vueltas de Thor de Asgard a la tierra le quitan algo de fluidez a la historia, dotada de múltiples momentos vertiginosos a cargo del más talentoso de los directores de segunda unidad, Vic Armstrong, el de la serie Bond y tantas otras producciones que necesiten que alguien se ocupe de los diálogos y otro de la acción (no por nada en este caso, el primer lugar luego del «Thor» de los títulos lo ocupa Armstrong).

Los fans de la historieta se van a deleitar con las conexiones entre éste y otros comics de Marvel, y ya se pondrán ansiosos esperando la obvia secuela perfectamente adelantada en el final, quizá un poco menos generoso que el resto de esta gran película.

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