El Gobierno está gastando un 85% más que lo que recauda, la deuda nacional está creciendo al 1% mensual (pasará del 41% del PBI al 56%) y salvando la Segunda Guerra Mundial el déficit del presupuesto es el más alto desde la década de 1920 (el 13% del PBI). Para cubrir esto, el Tesoro deberá colocar u$s 1,8 billón en treasuries. De esta suma no más de u$s 400.000 millones (el déficit comercial) podrían venir del exterior con China encabezando la lista. Los norteamericanos no podrían aportar más que los u$s 500.000 millones que se supone llegarán a ahorrar este año. Faltaría financiar entonces u$s 900.000 millones. Acá quedan dos caminos, una poco probable suba de impuestos y baja de gastos o que Washington le de a la maquinita aumentando la inflación y desbastando el valor del dólar. Éste es aproximadamente el compendio de lo que público ayer en el NYT Warren Buffet, uno de los tres hombres más ricos del globo y el único que hizo su fortuna operando en el mercado financiero. Cierto o no, este artículo sirvió para realimentar el rumor de un segundo paquete de estímulo económico por parte de la administración Obama, que tomó tal entidad que el vocero de la Casa Blanca salió a decir que no hay anuncios económicos inminentes. Podemos citar otras razones (la suba del petróleo a u$s 72,42 por barril), pero con un volumen inferior incluso al de la jornada previa (esta vez, 988 millones de papeles negociados en el NYSE) reflejando el temor que disparó el nuevo desplome de la Bolsa de Shanghai, ninguno alcanza para justificar lo sucedido. Lo cierto es que el mercado sigue sin ser capaz de atraer inversores y está lo suficientemente frágil como para ser movido por cualquier rumor.
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