8 de mayo 2014 - 00:00

Tras la baja de tasas, el “blue” subió 20 centavos

Tras la baja de tasas, el “blue” subió 20 centavos
Era el peligro que veían más latente los banqueros (y quizá hasta el propio presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega), el lunes pasado, cuando el Gobierno avanzó con un segundo recorte en las tasas de interés en menos de un mes: que el inicio de un ciclo bajista en el costo del dinero, en un momento en que el dólar empieza a considerarse "atrasado" y las compras oficiales de divisas aumentan la cantidad de pesos en el mercado, alentara a la gente a volcarse sobre el billete y renovara leve e incipientemente las presiones cambiarias. La profecía financiera se cumplió: el "blue" escaló 20 centavos en dos días, de los $ 10,50 a los $ 10,70, por efecto de una mayor cantidad de pesos en poder del público, y el organismo oficial encontró ayer otra vez dificultades para sumar reservas (ver aparte).

Desde el Gobierno se esforzaban en señalar a los sojeros como los responsables del resurgimiento de la demanda en el mercado informal. Consideran que podrían ser ellos quienes, una vez que liquidan sus divisas y reciben sus pesos, deciden correr hacia las cuevas. En los bancos, sin embargo, la percepción es diferente: "El 'blue' sube porque hay más efectivo en la calle. Y sucede también que, al ver la tasa para abajo, quienes dudan si comprar hoy o más tarde apresuran su decisión", comentaron en una mesa de dinero de una de las grandes entidades del sistema. "Las paritarias ayudan a la suba; y las tasas para abajo no son una buena decisión para contenerlo", completaron.

En el sistema financiero insisten en que, de no mediar un ajuste cambiario, la baja de tasas no tardará en trasladarse al dólar. Creen que esta decisión de relajar levemente la política monetaria resulta más nociva si, como ahora, se ve acompañada de un atraso del dólar que alienta las expectativas de devaluación. Ayer se cumplieron, exactamente, 40 días de dólar congelado a $ 8,01: una novedosa convertibilidad que ayuda a consolidar la idea de que el camino del tipo de cambio no puede ser otra cosa que "alcista".

El freno de la actividad habría apurado al Gobierno a adelantarse a un recorte que esperaba hacer una vez que subiera el dólar, ya iniciado el segundo semestre. Con este último movimiento, el Central se vio forzado a interrumpir la absorción de pesos del sistema antes de tiempo e inyectar $ 570 millones.

La tendencia "bajista" de tasas ya empezó a trasladarse en estos días a los depósitos y préstamos de todo el sector. Preocupados por la floja performance que venía reflejando el crédito, los principales bancos resolvieron recortar los costos de las líneas que colocan a empresas a cortísimo plazo (de uno a siete días). No fue una concesión al reclamo del Gobierno, sino un reflejo natural ante la caída del financiamiento y la necesidad de salir a recomponerlo para evitar perder clientes.

En plazos fijos, las tasas de interés para grandes depositantes se ubicaban ayer en el 25% anual, y acumularon una caída de 250 puntos básicos desde principios de abril. Los bancos se encuentran ahora más líquidos que algunos meses atrás. Pero temen que, ahora sí, resurja en el mercado cambiario un problema que parecía haber quedado atrás.

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