17 de junio 2015 - 00:21

Universo UCR: se rebela la columna norte y Sanz se endurece en la interna

La "columna norte" del radicalismo cada día opera con más independencia. Se mantiene lejos de las provincias donde el acuerdo Macri-UCR no muestra chances claras y elige definir listas y candidatos a vice en un cóctel que toma más peronismo rebelde, del universo massista residual, que macrismo. Así viven la campaña por estos días el jujeño Gerardo Morales, el formoseño Luis Naidenoff, el tucumano José Cano o el riojano Julio Martínez.

Todos actúan un despegue de hecho de la campaña de las provincias del sur, asegurándose las chances concretas que tienen algunos de ganar una elección local después de años de atravesar el desierto de la política.

La apatía de esos radicales con el resto de los acuerdos provinciales tiene sus explicaciones. No quieren jugar su campaña en proyecciones complicadas como las de la provincia de Buenos Aires, donde, además, la UCR cedió la cabeza de la campaña a la candidata de Mauricio Macri, María Eugenia Vidal, desde ayer acompañada por Christian Ritondo como vice.

Córdoba es un caso distinto en cuanto a las chances electorales del radicalismo allí, pero territorio infiel para los radicales del norte que van a la campaña abrazados tanto a peronistas de Massa como a la imagen de Macri: el armado de Oscar Aguad con el PRO es lo más lejano a la estrategia de la columna norte de los radicales que fueron rebeldes hasta la Convención Nacional de Gualeguaychú. La opción que los unifica con las candidatura nacional del radicalismo no está en ese provincia sino en Mendoza, donde Sanz, Julio Cobos, Alfredo Cornejo, Laura Montero hacen equilibrio en un acuerdo de múltiple entrada que tiene PRO y, aunque poco, lo suficiente de massismo como para reivindicar universalidad.

El modelo de la columna norte es, claramente, Morales. Hizo todo el camino y siempre en primer turno: cerró acuerdo con Massa con foto y lanzamiento: se peleó con su socio histórico en la UCR, Ernesto Sanz y lo enfrentó en Gualeguaychú. Acató la decisión de la Convención y recibió a Macri en Jujuy, con quien se había peleado un año antes por, alega Morales, un desplante del jefe de Gobierno porteño. En ese tren ratificó su apoyo a Massa, se le dio a Macri y recibió a Margarita Stolbizer. Finalmente hizo profesión de fe por la candidatura de Sanz. Al menos Naidenoff y Cano siguen manuales similares.

Siempre estuvo claro que a Morales la presidencial no le quitó el sueño y sí la chance de ganarles a Eduardo Fellner y Milagro Sala la gobernación de Jujuy. La explicación a esa apatía de buena parte de los caciques provinciales del radicalismo está en la genética de la más pura doctrina nosiglista: nunca poner en riesgo el territorio propio y las listas a diputados y senadores nacionales que son, de última, lo que mantuvo en pie y con bloques de peso al radicalismo durante estos años. La contrapartida a ese ejercicio es una realidad complicada: hace 16 años que la UCR no presenta una opción presidencial competitiva.

El anuncio de Daniel Scioli de ayer, al llevar de vice a Carlos Zannini en la fórmula, entonces, no provocó terremotos en el radicalismo, sólo los imprescindibles comentarios entre hombres de la política. Están en otros menesteres. Morales, por ejemplo, debe decidir en estos días quién lo acompañará como candidato a vicegobernador. Será un peronista y con seguridad massista. Es la prioridad para competir en Jujuy. Cano en Tucumán está haciendo lo mismo: por estos días no poner reparos ni pide documentos para dejar entrar a su lista. Sanz, lejos del norte, se refuerza en la interna y anuncia pelea a Macri en las PASO, paso imprescindible para no perder control hacia adentro.

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