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Zaffaroni, a examen hoy en OEA
El reparto general incluye cuatro asientos en la Corte Interamericana que funciona en San José de Costa Rica, cuatro lugares en la Comisión Interamericana de Washington, dos miembros para el Tribunal Administrativo de la OEA, un lugar en la Junta de Auditores y dos lugares para el Comité Jurídico. Estos últimos espacios de aparente menor cuantía, concretamente el tribunal administrativo, son decisivos en la negociación porque sirven como contrapeso en el reparto de los cargos más importantes en la Corte y la Comisión. Ayer Héctor Timerman viajó a Estados Unidos, proveniente de Europa, para asistir al plenario que tendrá lugar hoy.
Para el oficialismo es una jugada que encierra cierto riesgo porque en las últimas horas Zaffaroni ha recibido una catarata de impugnaciones por parte de ONG de toda la región. El contenido de las mismas se vincula más a la doctrina garantista que el exjuez de la Corte pregona pero el fondo es más pragmático: el issue más inquietante, en diversos ámbitos de poder, que exhibe el candidato es su jurisprudencia como juez de la Corte referida a la regulación de la actividad económica. El problema no sería tanto penal, sino de derecho público en una región que compite por absorber los dólares que abundan en los mercados.
La ventaja que tiene Zaffaroni es que son cinco aspirantes para cuatro asientos y que el candidato de Ecuador, Patricio Pazmiño, además de acumular impugnaciones por los fallos que ha firmado como juez del tribunal constitucional ecuatoriano, tiene la particularidad de que suele denostar a la OEA como organismo y se manifiesta como escéptico respecto de su transparencia. Esa actitud se profundizó, debe decirse, cuando Pazmiño no pasó siquiera de la primera ronda de selección para el cargo de secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana.
En las últimas semanas Zaffaroni venía manifestando cierta carencia de interés por su elección en la OEA. En realidad, tal como el exjuez ha sostenido, a Zaffaroni lo motiva más la posibilidad de ocupar un espacio en un organismo judicial a nivel de Unasur.
La principal impulsora de su nominación es la propia Garré, que vive, aunque sea por unas horas, un resurgir luego de que fuera enviada a Washington y la cartera de Seguridad pase a la órbita de Sergio Berni, cuyas ideas en esa materia son diametralmente opuestas a la de la actual embajadora.
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