9 de agosto 2025 - 12:05

Energía nuclear: crecen las inversiones, pero todavía no son suficientes

Aunque la inversión creció 50% en los últimos cinco años, en 2025 alcanzará u$s70.000 millones de dólares, poco más del 2% de la inversión global en energía.

El mensaje del informe de la AIE es claro: la energía nuclear, pese a su papel crucial en la descarbonización y la seguridad energética, sigue subinvertida.

El mensaje del informe de la AIE es claro: la energía nuclear, pese a su papel crucial en la descarbonización y la seguridad energética, sigue subinvertida.

La energía nuclear atraviesa un momento clave en el tablero energético mundial. Un informe reciente de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) revela que, aunque la inversión en el sector creció 50% en los últimos cinco años, en 2025 alcanzará apenas 70.000 millones de dólares, poco más del 2% de la inversión global en energía. Esto resulta insuficiente si se tiene en cuenta que la generación nuclear aporta cerca del 10% del suministro eléctrico mundial y es una de las tecnologías más bajas en emisiones de carbono.

La AIE proyecta que en 2025 el flujo total de capital hacia el sector energético será de 3.300 millones de dólares, un 2% más que en 2024. De ese total, alrededor de 2.200 millones se destinarán a fuentes renovables, nuclear, redes eléctricas, almacenamiento y eficiencia energética, el doble de lo que se invertirá en combustibles fósiles. Sin embargo, la porción que recibe la energía nuclear sigue siendo limitada, lo que plantea un desafío para aprovechar todo su potencial como base para una matriz energética limpia y estable.

Un sector subinvertido

El informe subraya que, aunque el volumen absoluto de inversión nuclear ha crecido levemente desde 2011 -tras el freno que provocó el accidente de Fukushima-, continúa muy por debajo de lo necesario. En 2024 se invirtieron 72.000 millones de dólares en construcción de reactores de gran capacidad, y para 2025 se espera una cifra similar o incluso un leve descenso. Buena parte del crecimiento reciente proviene de China y países en desarrollo, muchos de ellos con proyectos construidos por Rosatom, la corporación nuclear rusa que lidera el mercado global con operaciones en más de 60 países y 33 reactores en cartera, de los cuales 22 están en construcción.

La falta de inversión responde a factores como la elevada duración de los proyectos, la incertidumbre regulatoria, y restricciones financieras históricas. Recién en junio de 2025, el Banco Mundial levantó su prohibición de larga data para financiar proyectos nucleares, firmando un acuerdo con el OIEA para cooperar en la extensión de vida útil de centrales y acelerar el desarrollo de pequeños reactores modulares (SMR). Aun así, este apoyo no incluye proyectos de gran escala, y queda por verse si otros organismos financieros seguirán ese camino.

Centros de datos y nuevas oportunidades

Un factor emergente en la demanda de energía nuclear es el crecimiento exponencial de los centros de procesamiento de datos -especialmente impulsados por la inteligencia artificial-, que requieren un suministro estable y libre de emisiones. Empresas tecnológicas de Estados Unidos, India, Japón y Corea del Sur ya exploran acuerdos para construir SMR y reactivar unidades apagadas. Sin embargo, la nuclear deberá competir por estas inversiones con centrales de gas y de carbón, que ofrecen tiempos de construcción más cortos.

La AIE advierte que, sin mecanismos de financiamiento más accesibles y una mayor diversificación de actores inversores -incluidos fondos soberanos y fondos de pensiones-, muchos gobiernos serán cautelosos al aprobar nuevos proyectos, tanto grandes como pequeños.

Rusia y China marcan el paso

En el Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF), Rusia anunció un plan para aumentar su capacidad eléctrica de 270 GW a 330 GW hacia 2050, con una participación nuclear que pasará del 20% al 25%. Rosatom construirá 38 unidades hasta 2042, incluyendo centrales flotantes para mercados internacionales. Según Kirill Komarov, alto directivo de Rosatom, “cada rublo invertido en una central nuclear genera tres rublos en el PIB”, destacando que el costo nivelado de energía (LCOE) de la nuclear es de los más competitivos.

China, por su parte, continúa su ambicioso plan de expansión con reactores de tercera generación y exportación de tecnología, a pesar de las restricciones impuestas por algunos países occidentales.

Argentina: un plan para volver al mapa nuclear

En este contexto, Argentina busca reposicionar su sector nuclear con un Plan Nuclear actualizado que contempla la construcción de reactores modulares pequeños y la reactivación del proyecto Atucha III. La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) avanza con el CAREM-25, el primer SMR diseñado y en construcción en América Latina, que servirá como prototipo para posibles exportaciones.

El país apuesta a combinar tecnología propia con cooperación internacional para atraer financiamiento, en un contexto en el que organismos como el Banco Mundial empiezan a abrir sus puertas a este tipo de proyectos. Según especialistas, la experiencia argentina en operación segura y en el ciclo completo del combustible nuclear es un activo clave para negociar acuerdos estratégicos.

Además, Argentina podría beneficiarse del nuevo interés de empresas tecnológicas por contratos de suministro estable a largo plazo, especialmente si logra ofrecer energía competitiva y de bajas emisiones para industrias críticas y centros de datos.

Un llamado urgente a la inversión

El mensaje del informe de la AIE es claro: la energía nuclear, pese a su papel crucial en la descarbonización y la seguridad energética, sigue subinvertida. Alcanzar los objetivos climáticos y satisfacer la creciente demanda eléctrica -especialmente por la digitalización global- exigirá multiplicar las inversiones, no solo en construcción de plantas, sino también en I+D+i, mantenimiento y modernización.

Con una ventana de oportunidad que podría cerrarse si los fondos se desvían hacia soluciones fósiles, el desafío es doble: convencer a gobiernos e inversores de que la nuclear es parte de la solución, y acelerar los procesos para que los proyectos pasen del plano de los anuncios a la realidad.

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