Una madre alcohólica que se aprovechaba de la asistencia pública, la directora necia e indiferente del asilo, las malas costumbres de los compañeros, y encima la piel oscura, el francesito Yazid Ichemrahen parecía tener todo en contra.
"Azúcar y estrellas": la autosuperación contra el racismo
Se acaba de estrenar este bello film de Sébastien Tulard, que se inspira en el caso real de un joven negro en Francia que debió luchar contra todos los prejuicios y hoy es un maestro pastelero.
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Pero tuvo también buenos padres adoptivos, franceses blancos, un celador atento a sus posibilidades, maestros que supieron guiarlo, un mentor exitoso y con aspiraciones que tampoco era del todo blanco, y, particularmente, tuvo talento, disciplina, tesón, humildad y autoexigencia. Dedicado a la pastelería, hoy Ichemrahen es uno de los más prestigiosos representantes de Francia en la materia, y un ejemplo a seguir para muchos jóvenes como él. De eso trata la biopic “Azúcar y estrellas”, que se ha estrenado esta semana.
Aclaremos, el cine es el cine, la película se dice inspirada en la autobiografía del propio Yazid pero se toma sus libertades, suaviza algunas cosas y aligera otras. Inspirada es la palabra correcta. También se toma algunos antojos de estilo, haciendo convivir escenas realistas de la vida difícil del chico con otras de un concurso contado a la americana y ocasionales gustos del cine publicitario, como la cámara lenta y primorosos planos de los elementos que se van cocinando.
También conviven y se alternan las escenas de infancia, adolescencia y temprana juventud, lo que quizá pueda confundir a algún espectador distraído con sus pochoclos, que en consecuencia se perderá de aprender cómo se hace una tarta Paris Brest. En síntesis, la historia se aprecia y se sigue con simpatía. Director, Sébastien Tulard, otro que nació pobre y fue mejorando gracias a una profesión.
Hay algo más, que resulta interesante. Expresión de la nueva Francia, el personaje es hijo de magrebíes, su intérprete, Riadh Belaiche, es un inmigrante argelino consagrado como influencer del año 2022 (y buen actor, por lo que podemos ver); el chico que hace las escenas de infancia, Maiwam Ameiker, desciende de subsaharianos, lo mismo que la productora Laurence Lascary, que ha hecho de la negritud una bandera, con obras como “Paris est noire” y “Ernest Cole: Lost and Found”, del haitiano Raoul Peck, biopic del fotógrafo sudafricano que denunció el apartheid en los ’60, y así gran parte del equipo y el elenco.
Un caso extremo, la actriz Loubna Abidar, marroquí, hija de una mujer árabe y un bereber, a los 17 años se casó con un judío francés de 61 para poder estudiar en Europa, y allí reside ahora con un brasileño. Su hija es francesa con derecho pleno (y la piel oscura).
“Azúcar y estrellas” (“A la belle étoile”, Francia, 2023); Dir.: Sébastien Tulard; Int.: Riadh Belaiche, Louba Avidar, Marwin Ameiker.
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