«El mundo cabe en una canción». Fito Páez. Sony/BMG
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Fito Páez reparte su tiempo entre la música y el cine. Apenas terminada su segunda película, se metió a grabar un nuevo álbum. Entre junio y agosto pasados, quedaron registradas las trece canciones originales que integran este trabajo. Comenzó a presentarlo en vivo en Venezuela, Chile y México; y en diciembre hará conciertos en Córdoba, Mendoza y su Rosario natal.
Como él mismo declara, su modo de componer -y luego, de cantar- es visceral, llevado por nececesidades emocionales, respondiendo a impulsos que parecen tener mucho más de corazón que de cabeza; y en ese sentido se asemeja cada vez más a Charly García. Pero también en lo estéticomusical, Páez está cada vez más cerca de Charly; por la melódica que circula por todo el disco, por la temática de las letras, por lo personal que dejan traslucir los textos (aún los más políticos). «El mundo cabe en una canción», dice Páez desde el título de un tema y del álbum, y esa declaración de principios queda reflejada en un estilo que sintetiza todo su pasado, que homenajea a Charly, Luis Alberto Spinetta, Andrés Calamaro y, fundamentalmente, a Los Beatles, en citas, en referencias musicales, en modismos estéticos, o directamente en una canción tributo como es «Sargent Maravilla». En este caso, se lo escucha a Fito Páez cantando con más solvencia, en un disco que es muy sólido en lo musical (siempre ha sido una de las mayores virtudes del rosarino), que tiene una muy buena banda acompañante: Paul Dourge en bajo, Gabriel Carámbula en guitarras, Gonzalo Aloras en teclados y guitarras, Vandera en teclados y guitarras y Diego Arcaute en batería.
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