3 de marzo 2022 - 09:37

Dólar y reservas: el efecto "swap"

yuan
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El acuerdo entre Argentina y China para el potencial uso del "swap" con China, y que fue uno de los capítulos económicos más importantes del mensaje del martes de Alberto Fernández; es, en realidad, la concreción de una promesa que Xi Jinping le había hecho vía telefónica el 30 de septiembre de 2020 a Alberto Fernández.

Ese día, el líder chino se comprometió a analizar un cambio fundamental para los aproximadamente 20.477 millones de dólares que ya figuraban en las reservas del Banco Central, pero que ningún operador las tomaba como posibilidad de ser consideradas como utilizables y operables, y, en consecuencia, dignas de ser tomadas en cuenta para consolidar la oferta de divisas ante la demanda de dólares crecientes.

En aquella jornada telefónica en medio de la pandemia, el jefe de Estado argentino le planteó a su par chino un cambio de status fundamental; que, respetando la cultura oriental, un largo estudio desde Beijing para poder aceptar el reclamo criollo. Esto demoró su tiempo, y recién durante el viaje de Alberto Fernández a China del mes pasado el tema tuvo respuestas desde el gobierno de ese país; incluyendo la ampliación del swap en aproximadamente unos U$S3.000 millones más (el monto final se conocerá en días). Pero, fundamentalmente, la flexibilización para su uso; cosa que debería cambiar la posición que el mercado local tiene sobre este dinero.

Aquel día de septiembre de 2020 Xi Jinping fue claro y directo con Alberto Fernández, al momento de darle ayer una señal concreta sobre la situación macroeconómica de la Argentina. El presidente de la República Popular China, le dio vía libre para el uso del “swap” acordado entre los bancos centrales de ambos países. pero que debía esperar el análisis final y el último aval desde la máxima entidad monetaria china. El permiso incluía la posibilidad de no atar el swap al comercio exterior entre ambos estados o al pago a proveedores chinos en obras públicas locales; tal el motivo de origen del crédito contable entre el país oriental y Argentina.

Si se sigue la teoría del presidente del Banco Central, Miguel Pesce, su uso se dará sólo ante una necesidad extrema; y con la certeza que el mercado cambiario entenderá que se aplica ante la llegada próxima de buenas noticias que ameriten tomar esa decisión. De otra manera, entienden en el gabinete económico, disponer de todo o parte del depósito por unos u$s18.600 millones para controlar el mercado del dólar, agudizaría la crisis, alentando un “golpe financiero destituyente del mercado especulador”. Como se supone que el país ingresa en una etapa (acuerdo con el FMI mediante) de cierta oferta de dólares, sería el momento para pasar de contabilizar los dólares chinos de reservas extremas a disponibles.

Están en el recuerdo aquellos tiempos de septiembre de 2018; cuando, hace ya dos años, Luis Caputo terminaba su faena como presidente del Banco Central, luego de haber hecho uso de unos u$s2.500 dólares provenientes el “Stand By” firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para intentar contener el dólar. El 24 de septiembre Caputo renunció, luego de haber gastado ese dinero sin obtener logros importantes en cuanto al control del mercado cambiario; habiendo usado además la “bala de plata” de la posibilidad de usar dólares del acuerdo con el Fondo para estabilizar la plaza cambiaria. Luego de esa situación, para el gobierno de Macri, todo fue cuesta abajo hasta las fatídicas PASO de agosto de 2019.

En algún momento de las últimas semanas, entre el BCRA y el gabinete económico se analizó la posibilidad de aplicar parte de ese dinero chino para aumentar las reservas líquidas, cercanas a los u$s 5.000 millones (o menos). La idea era llevar ese dinero inmediatamente a un nivel superior a los u$s10.000 millones, y a partir de ahí comenzar a ejecutar política restrictiva para el acceso a los dólares financieros.

Pero con una posición más de fuerza ante el mercado. Desde el gobierno no se mira la potencialidad de los dólares del "swap" como mecanismo para tranquilizar (o amenazar) al mercado financiero y la demanda de dólares; sino la posibilidad de utilizar al menos parte de ese dinero para financiar importaciones, fundamentalmente industriales, que tengan garantía absoluta de reingreso por las exportaciones finales de los sectores a los que se les destine el dinero. Por ejemplo, la industria automotriz. Esto liberaría divisas para otras actividades financieras que tiene en mente el BCRA, como cumplir con lo que se comprometerá el país ante el Fondo Monetario de garantizar la competitividad del tipo de cambio; sin que esto genere inquietudes en el mercado cambiario.

Un “swap” es un mecanismo por el cual Argentina y China se comprometen a habilitar eventualmente el cambio de divisas, sin la intervención de terceras monedas; en este caso, el dólar. El aporte de capital lo hace el Banco Central de China, bajo la certeza de que los yuanes originales serán eventualmente utilizados. Mientras tanto, hasta que se ejecute el cambio, quedan como libre disponibilidad del depositante.

En este caso, el BCRA. El primer acuerdo de este tipo fue firmado en 2009 durante la presidencia de Martín Redrado en el BCRA, para reforzar los resguardos ante eventuales crisis internacionales y cuando las reservas alcanzaban el récord del 15% del PBI. En total aquel acuerdo cerrado fue por unos u$s10.200 millones a tres años, con la opción de extender el plazo. Redrado lo negoció con su par chino, Zhou Xiaochuan, para acordar un intercambio de monedas que ambos países pudieran pedir uno del otro y que luego deberían ser repagados.

Los permisos de operatoria para el BCRA eran amplios. Se podían convertir los yuanes en dólares en los mercados internacionales, o directamente utilizarlos para el intercambio bilateral. O, en su defecto, mantenerlos como parte de las reservas nominados en la moneda norteamericana. El segundo movimiento con China se activó en el tercer trimestre de 2014, durante la gestión de Axel Kicillof en Economía y de Juan Carlos Fábrega en el BCRA, por unos u$s3.800 millones, transferidos en el último trimestre de ese año. La novedad de esa operación fue que se justificó bajo el comienzo de las obras para el levantamiento de la represa santacruceña Cepernic-Kirchner que la constructora china Gezouba había ganado en licitación en sociedad con la local cordobesa Electroingeniería. El acuerdo total fue por unos u$s11.000 millones, en liquidaciones sucesivas dependientes del avance de las obras.

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