29 de abril 2023 - 00:00

¿La Argentina está verdaderamente preparada para una dolarización?

Sin dudas es una medida que genera tantos adeptos como detractores. Estos últimos, afirman que no están dadas las condiciones para poner en marcha un proceso en el país, por lo que vale tomarse el tiempo para analizar su viabilidad.

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La inflación no se detiene. El 7,7% de marzo encendió todas las alarmas y temores de que, sin un plan eficaz, la escalada del IPC termine en hiperinflación. Y hay motivos para creer que la probabilidad de que suceda sea alta.

El salto en la cotización del dólar blue puso evidencia que la calma que parecía instalarse hasta las PASO no fue más que el deseo (frustrado, por cierto) del oficialismo para llegar mejor parados a octubre.

Mientras los programas para contener precios fracasan uno detrás del otro, la emisión de pesos para cubrir el rojo fiscal más que duplica a la base monetaria, lo que le pone más presión inflacionaria.

Y, como si faltara algo para coronar una situación económica compleja, la recaudación tributaria y las reservas se ven mermadas por una de las peores sequías que sufrió el país en décadas.

Dolarización, una de las propuestas

Uno de los problemas que tiene el país es la falta de independencia del Banco Central. La posibilidad de que el Poder Ejecutivo, sin importar la bandera política que levante, pueda imprimir sin restricción es una bomba de tiempo.

Si la situación económica y financiera mundial es estable, es probable que no detone. Pero está claro que cualquier imprevisto termina afectando de manera exponencial los planes de futuro. Dicho más simple: el boom es más probable.

En este escenario, existen y se discuten varias alternativas para lograr poner un límite en la emisión y reducir el déficit fiscal. La dolarización es una de ellas y ganó protagonismo mediático en los últimos días.

Sin dudas es una medida que genera tantos adeptos como detractores. Estos últimos, afirman que no están dadas las condiciones para poner en marcha un proceso en el país, por lo que vale tomarse el tiempo para analizar su viabilidad.

Condiciones para dolarizar

Lo primero que hay que tener en cuenta es que para llevar a cabo este proyecto es necesario un escenario acorde. Contar con un stock de divisas de u$s45.000 millones para rescatar los pasivos del BCRA (base monetaria más LELIQ) es uno de los requisitos.

La cifra parece muy alta (más para las actuales arcas del Central). No obstante, la Argentina tiene posibilidades de llegar a esta cifra gracias a dos variables: adelantos transitorios y títulos, por un lado, y por otro, las letras y bonos del tesoro.

Hoy, en términos nominales, suman unos u$s94.000 millones. Sin embargo, su cotización está a un 25% del valor nominal, por ende, desprendiéndose de ellos pueden conseguirse unos u$s23.500 millones.

¿Cómo se podrían obtener los millones restantes? Hay distintas alternativas: una es lograr un shock de confianza, que permita elevar esa cotización. Una paridad al 47,5% implicaría conseguir los u$s45.000 millones necesarios sin mayores esfuerzos.

Dado que la confianza es un activo que está muy devaluado, otra de las opciones es, valga la redundancia, devaluar. Si la cotización del dólar oficial fuera como la del Contado con Liquidación, la venta de letras y bonos alcanzaría para liquidar los pasivos.

Otro de los caminos posibles es a través de los organismos de crédito internacional, aunque esta alternativa parece poco probable, si se considera el endeudamiento actual y los problemas para poder cumplir con los pagos y metas establecidas.

Un buen diagnóstico

La dolarización, con miras a ser aplicada en el largo plazo (de nada sirve poner en marcha esta medida si luego el próximo Gobierno decide ponerle fin), puede ser una de las alternativas y, como se dijo, sería viable su adopción.

Sin embargo, existen otras opciones que no son tan resistidas (parte de la población y de los economistas la rechazan). Por lo que habrá que analizar bien antes de poner en marcha cualquier plan.

Lo que parece quedar claro es que la Argentina no se puede permitir continuar con un déficit fiscal estrafalario como el actual y mucho menos emitir sin miramientos para cubrirlo. Esa fórmula es precisamente la que nos llevó a donde estamos.

Por eso, para ponerle fin a la inflación hay que terminar con la emisión. Y para ello no queda más remedio que quitarle al Ejecutivo la potestad de hacerlo. Solo así se podrá conseguir administrar los ingresos que efectivamente obtiene el Estado.

Es imperante, para lograr avanzar en la solución, ponerse de acuerdo. Que todos coincidan en que imprimir billetes genera una suba de precios. Si todos coinciden en ese diagnóstico, probablemente hayamos dado un paso importante.

Analista Ssr. de Finanzas de Expansion Argentina

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