El "crawling peg" no es más que la suba progresiva y controlada del dólar oficial. Es una operación que realiza el Banco Central que permite en la práctica realizar ajustes graduales y predefinidos del tipo de cambio. Entre los beneficios, es que da flexibilidad para mover el valor de la moneda evitando fluctuaciones bruscas.
Qué es el crawling peg
El "crawling peg" es un sistema utilizado por el Banco Central para administrar el tipo de cambió. Cuáles son las ventajas y los riesgos.
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El término “crawling peg” significa literalmente “tipo de cambio deslizante” o “tipo de cambio arrastrado”. El término “crawling” hace referencia a un ajuste gradual, mientras que “peg” significa “fijar” o “atar”.
En resumen, el "crawling peg" es un sistema de tipo de cambio que permite que la moneda se ajuste gradualmente en relación con otras monedas extranjeras (en el caso argentino, el dólar), dentro de límites establecidos.
Un ejemplo para el cual se utiliza es si el país está experimentando una alta inflación, el banco central puede permitir que el tipo de cambio se deprecie gradualmente para mantener la competitividad de sus exportaciones en los mercados internacionales. De manera similar, si la moneda se aprecia demasiado, el banco central puede intervenir para evitar una sobrevaloración excesiva.
La historia del país con el crawling peg
Argentina ha experimentado diversas etapas en su historia económica en las que adoptó el Crawling Peg como parte de su política cambiaria. En la década de 1990, durante el período conocido como la Convertibilidad, Argentina estableció una paridad fija entre el peso argentino y el dólar estadounidense, lo que significaba que el tipo de cambio estaba anclado y no podía fluctuar. Sin embargo, en 2001, el país enfrentó una severa crisis económica y abandonó la Convertibilidad, lo que llevó a una fuerte devaluación del peso y a una adopción posterior del Crawling Peg.
En etapas posteriores, Argentina recurrió al Crawling Peg como un intento de estabilizar la economía y controlar la inflación. Sin embargo, la implementación del sistema no estuvo exenta de desafíos. Las bandas de fluctuación se volvieron difíciles de mantener en momentos de volatilidad económica, y el país enfrentó especulaciones sobre la dirección futura del tipo de cambio, lo que aumentó la volatilidad del mercado de divisas.
A pesar de los desafíos, el Crawling Peg permitió una mayor flexibilidad en la gestión del tipo de cambio y ayudó a evitar fluctuaciones bruscas, lo que proporcionó cierto grado de estabilidad en la economía. Sin embargo, también surgieron críticas sobre la efectividad del sistema en la contención de la inflación y en el manejo de las reservas internacionales.
En la actualidad, Argentina continúa enfrentando decisiones cruciales en materia cambiaria y se debate sobre un crawling peg que se ajusta en un 2% con una inflación que viaja por encima del 20%. Si bien el tipo de cambio sigue siendo competitivo, el mercado plantea la posibilidad de que se quede "corto" en un plazo menor a 3 meses.
Dólar oficial: el riesgo del atraso cambiario
Hoy el riesgo del Ministerio de Economía, señalan los economistas, es un nuevo atraso cambiario frente a la inflación. Si bien hay noticias positivas: por ejemplo, que el Banco Central continúa comprando divisas - aunque en un menor nivel esta semana que los anteriores-, el temor es que este eventual atraso cambiario vuelva a quitar incentivos para exportadores para liquidar divisas y se vuelva a la situación con la que arrancó el Gobierno.
A su vez, desde mediados de enero, destaca la consultora Ecolatina, comenzarán a impactar con mayor fuerza los pagos por importaciones postergados, con lo cual podría generar una especie de "cuello de botella" elevando la demanda de divisas.
Por su parte, desde la consultora Econviews realizaron un esquema al que denominaron "el laberinto cambiario" que culminará con un tipo de cambio más alto, es decir, con una nueva devaluación.
"Consideramos que la devaluación inicial estuvo bien y no se quedó corta per se. Ahora bien, si tenemos en cuenta que después del salto cambiario venía un crawling del 2% mensual combinado con una inflación que va a ser mínimo del 25% mensual en diciembre y enero (combinada de 56%), ahí sí podemos pensar que se necesitaba un tipo de cambio más alto para tener más espacio para la apreciación".
En ese sentido, explican que: "seguir devaluando al 2% mensual implica que, en enero el tipo de cambio real se va a apreciar un 18.2%, en febrero un 11% y en marzo 8.5%. En este escenario para fines de marzo, el índice va a estar un 18% por debajo de su promedio histórico. Este nivel es similar al que se encontraba previo a la devaluación de agosto".
Por otro lado, marcaron los riesgos de que el dólar oficial no suba al ritmo de la inflación: "Adicionalmente, en el caso de que el tipo de cambio real se siga apreciando, nuestra proyección de acumulación de reservas empeoraría. El efecto no será solo sobre el activo del BCRA. La brecha no bajará y además se complica el lado fiscal. Un tipo de cambio menos competitivo desincentiva las exportaciones y la recaudación por retenciones sería menor".
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