Londres - La Cámara de los Comunes aprobó abrir un debate para bloquear hoy la posibilidad de un brexit sin acuerdo, por 328 votos a 301, lo que significó un duro revés para el primer ministro Boris Johnson y una fractura de la mayoría oficialista en el Parlamento, a poco más de un mes de asumir el cargo y en su primera votación en el Legislativo.
Los planes de Johnson para el brexit penden de un hilo por una rebelión parlamentaria
Un total de 21 diputados conservadores se unieron con la oposición para presentar el proyecto. El primer ministro pedirá elecciones anticipadas, una propuesta que debe ser aprobada por los legisladores.
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Los legisladores volvieron al trabajo tras las vacaciones estivales, muchos de ellos determinados a impedir una salida brutal de la Unión Europea el 31 de octubre. Especialmente tras la indignación provocada por Johnson la semana pasada cuando anunció que suspendería las labores parlamentarias desde mediados de septiembre hasta el 14 de octubre, lo que sus opositores denunciaron como una estrategia para impedirles actuar.
Para contrarrestarlo, hoy presentarán y votarán de urgencia una proposición de ley que obligue al ejecutivo a pedir un nuevo aplazamiento del brexit, hasta finales de enero, si no se logra pronto un acuerdo.
“Quieren obligarnos a suplicar otra prórroga sin sentido”, denunció Johnson al iniciar la sesión, asegurando que eso debilitaría su posición negociadora ante Bruselas.
Para hacerlo posible, tenían que arrebatar al Gobierno el control de la agenda parlamentaria. Y el martes por la noche, lo lograron por una cómoda mayoría: 328 votos contra 301.
Un total de 21 diputados conservadores votaron con la oposición.
“Esta Cámara tiene una última oportunidad de evitar que este Gobierno pisotee los derechos constitucionales y democráticos del país”, había afirmado antes de la votación el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn. Con pancartas que decían “Paren el golpe de Estado” y “Defiendan nuestro parlamento”, cientos de personas se manifestaron hasta bien entrada la noche frente al Palacio de Westminster.
Pese a asegurar que no quiere comicios, el primer ministro había amenazado con elecciones anticipadas a mediados de octubre si los rebeldes votaban contra el Gobierno.
Y ayer, tras la votación, lo concretó de inmediato: “Vamos a presentar la moción esta noche”, aseguró. Horas antes, su ejecutivo había perdido su estrecha mayoría parlamentaria, de un solo escaño, con la defección del exministro Phillip Lee, quien literalmente se levantó y cruzó la cámara para sentarse en la bancada del centrista Partido Liberal-Demócrata.
Una fuente gubernamental justificó la fecha electoral de mediados de octubre alegando la necesidad de un nuevo mandato antes del Consejo Europeo del 17 y 18 de octubre, en que Johnson confía que la UE acceda a modificar el Tratado de Retirada firmado por Theresa May y rechazado tres veces por el parlamento.
La UE se ha declarado abierta al diálogo pero no parece más proclive a modificar el acuerdo, especialmente su punto más conflictivo: cómo evitar una nueva frontera en la isla de Irlanda que amenazaría el frágil proceso de paz.
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, que se encontraba en Dublín, llamó ayer a “Irlanda y a la Unión Europea a negociar de buena fe con el primer ministro” británico.
Para convocar elecciones anticipadas, Johnson necesita la aprobación de dos tercios del parlamento.
Pero muchos diputados desconfían de una posible treta: Johnson podría posteriormente desplazar los comicios a después del 31 de octubre y llevar a cabo mientras tanto un brexit sin acuerdo. Su portavoz aseguró no obstante que “eso simplemente no va a ocurrir”.
Frente a la inestabilidad política, la libra esterlina cayó a su nivel más bajo desde hace tres años, antes de recuperar una parte del terreno perdido. La divisa británica retrocedió casi el 20% desde el referéndum sobre el brexit de junio de 2016 -en que el 52% votó por salir de la UE- y 2,4% en la última semana.
Un estudio de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (CNUCYD) afirmó que un brexit sin acuerdo costaría a los británicos 16.000 millones de dólares (14.600 millones de euros) en exportaciones hacia la UE y miles de millones más hacia otros países. El Tesoro británico anunció por su parte que dedicará 2.000 millones de libras (2.400 millones de dólares, 2.200 millones de euros) adicionales a prepararse para el brexit.
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