El Vaticano confirmó este martes la desactivación formal del Anillo del Pescador perteneciente al papa Francisco, a tan solo 16 días de su fallecimiento. Este gesto de gran carga simbólica significó la clausura oficial de su papado y se realizó en vísperas del Cónclave en el que los cardenales se reunirán para designar al nuevo líder de la Iglesia.
Desactivaron anillo del papa Francisco en la antesala del Cónclave que elegirá a su sucesor en el Vaticano
Se trata de un símbolo que debe destruirse al final de cada papado. Así, se le dio final de manera oficial al período de Jorge Bergoglio al frente de la Iglesia.
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Tras su fallecimiento, anularon el anillo que llevaba el papa Francisco.
El portavoz vaticano Matteo Bruni informó que el proceso se llevó a cabo conforme a los lineamientos de la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, establecida en 1996 por Juan Pablo II y vigente durante el período conocido como sede vacante.
La tarea recayó sobre el camarlengo, el cardenal estadounidense Joseph Kevin Farrell, quien verificó la muerte del pontífice argentino y supervisó tanto la inutilización del anillo como la del tradicional sello de plomo, dos objetos utilizados históricamente para legitimar documentos del papado.
Qué representa el Anillo de Pescador
La pieza anulada, conocida por su nombre en latín Anulus Piscatoris, representa desde hace siglos la legitimidad del Papa como heredero de San Pedro. Su diseño muestra a Pedro en una barca, lanzando una red, en alusión a las palabras de Jesús en el Evangelio: “Te haré pescador de hombres”.
Este anillo se entrega a cada nuevo Papa al momento de asumir su pontificado y, junto con el palio episcopal, constituye uno de los emblemas que simbolizan su autoridad como obispo de Roma. En 2013, Jorge Mario Bergoglio optó por una versión en plata dorada, en lugar del tradicional oro macizo, reflejando su estilo austero.
Desde el siglo XIII, el anillo sirve como herramienta para sellar oficialmente documentos papales, lo que le otorga un valor funcional además del ceremonial. De ahí la necesidad de eliminar su utilidad cuando concluye un pontificado.
Por qué debieron destruir el anillo del papa Francisco
El acto de destruir el Anillo del Pescador responde a normas muy estrictas dictadas por la Iglesia. Según la Universi Dominici Gregis, el camarlengo debe asegurar que tanto el anillo como otros elementos relacionados con el cargo queden inutilizados para impedir posibles falsificaciones o usos indebidos durante la ausencia de un papa en funciones.
Tradicionalmente, este procedimiento se realiza golpeando el anillo con un martillo de plata o marcándolo con una cruz profunda, símbolo de su inhabilitación. Así procedieron también tras el fallecimiento de Juan Pablo II.
En 2013, el caso fue distinto, ya que al renunciar Benedicto XVI, no se rompió su anillo, pero sí se lo marcó con una “X”, lo que impidió su posterior utilización. La medida fue aceptada como válida debido a las circunstancias inéditas de esa abdicación.
Desde el Vaticano reiteraron que “los objetos estrechamente ligados al ejercicio del ministerio petrino deben ser anulados”, en alusión no solo al anillo, sino también al sello de plomo, empleado para autenticar determinados documentos reservados.
Este proceso de desactivación busca cerrar completamente el ciclo del papado anterior. Representa, al mismo tiempo, un resguardo institucional y un símbolo espiritual, donde nada del gobierno del papa anterior puede seguir activo al comenzar el período de transición.
La eliminación de estos objetos no solo marca el punto final de una etapa, sino que establece un umbral hacia un nuevo comienzo. La Iglesia Católica considera que solo una vez anulados estos elementos puede hablarse plenamente del inicio de una nueva era eclesial.
Este protocolo forma parte de una tradición con siglos de antigüedad. Se trata de una medida que apunta a reforzar la legitimidad del futuro Pontífice y blindar la institucionalidad del Vaticano ante cualquier intento de manipulación.
El fin del papado y la expectativa por el Cónclave en el Vaticano
En este contexto, el Cónclave convocado para este miércoles adquirió aún más relevancia. Los cardenales reunidos en la Capilla Sixtina se encargarán de elegir al sucesor de Francisco, abriendo una nueva página en la historia del catolicismo.
El rito que rodea a la inutilización del anillo es parte de una liturgia institucional compleja, en la que cada detalle cuenta. En este sentido, la Santa Sede busca preservar el equilibrio entre lo espiritual y lo administrativo, y garantizar una transición ordenada y legítima.
De este modo, el fin del pontificado de Francisco quedó sellado de forma oficial y definitiva. Con el anillo destruido, el sello neutralizado y la sede vacante formalmente declarada, la atención del mundo católico se concentra ahora en lo que sucederá en el Cónclave. Allí se definirá quién guiará a la Iglesia Católica en los años venideros.
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