16 de septiembre 2013 - 13:06

Tamara, la mujer de los refugiados sirios en Argentina

Tamara Lalli.
Tamara Lalli.
Antes de viajar desde Yabrud hacia Buenos Aires, Toufic decidió que su hija de 11 años debía conocer cada rincón de su patria. Recorrieron cada ciudad y cada pueblo. Tamara Lalli aún se emociona recordando ese viaje que hoy la lleva a reencontrarse con Siria desde Argentina.

De familia musulmana, aunque no practicante, casada con un cristiano, madre de dos hijas -"una es cristiana, la otra aún no se decide", una concepción poco conservadora sobre la libertad del hombre a la hora de decidir qué fe debe o quiere profesar, heredada de su padre-, Tamara llegó a la Argentina hace 41 años. Es licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad del Salvador, periodista para Annur TV -el primer canal islámico en el país-, y es miembro del partido de oposición al gobierno del presidente Bashar al Asad, el Partido Socialista Nacionalista Sirio (Qawmi Suri en Árabe). Pero Tamara necesita insistir; ella es parte de una oposición "legítima".

"Quiero hacer una diferencia, un desafío a todos los medios: que alguien me diga si algún estado de derecho soportaría que haya lo que se llama oposición armada. Hay opositores que están dentro del sistema, los aplaudo y yo soy uno de ellos. Soy oposición pero dentro de un sistema de respeto de las instituciones de mi país, donde competimos en la arena política. Y están los que levantan las armas contra las instituciones del país, contra el ejército, el gobierno y eso en todas partes del mundo se llama terrorismo", afirma.

Tamara perdió a su primo en manos de la violencia que estalló con la llamada Primavera Árabe allá por el 2010. Esa "revolución" que pretendió instalar la democracia y vio, por ejemplo en el norte de África, al combatiente "justiciero" de Muammar Gaddafi alzar y exhibir la pistola de oro del líder libio como un trofeo en los medios de comunicación.

El cuerpo muerto del primo de Tamara, casado y padre de cuatro niños, fue entregado en una bolsa en la puerta de su casa.

"Si esto es una revolución, la desechamos del diccionario porque se supone debe designar algo bueno, un cambio en pos de mejorar la condición de los pueblos y de las sociedades", dice la mujer de los refugiados sirios en Argentina. 

• Refugiados

Con el desafío político planteado, Tamara asume ahora otro desafío, mejor un compromiso, con aquellos compatriotas que se han visto forzados a abandonar Siria porque la denominada "guerra civil" ha dado sólo como resultado lo que Naciones Unidas hace poco más de una semana definió como "la tragedia más grande del siglo XXI".

En los últimos dos años, arribaron más de 300 familias sirias a un país donde la comunidad sirio-libanesa representa aproximadamente el 10 por ciento de una población de 40 millones. Luego de trámites algo "engorrosos" y "burocráticos" -cuenta Tamara-, para conseguir la visa, los llamados refugiados acceden a una ciudadanía temporaria lo que les garantiza la posibilidad de conseguir trabajo y, en definitiva, comenzar una nueva vida a más de 12.000 km lejos de casa.

"Se ha instituido un departamento para muchos inmigrantes que vienen de situaciones humanitarias que es la Comisión Nacional de Refugiados (CONARE). Es un gesto del gobierno que ha tenido la voluntad de entregarles la residencia temporaria con el pasaporte nada más. Y con eso empiezan a trabajar. Empiezan a tener una vida como cualquier ciudadano. Cosa que no pasa con otros lugares del mundo", destaca Tamara para agregar que tanto Europa como el resto de los países árabes cierran sus fronteras a los refugiados sirios.

• Integración

La Asociación Cultural Siria queda en el barrio de Caballito y junto con otras organizaciones civiles sirio-libanesas ha cumplido un rol fundamental a la hora de integrar a los recién llegados.

"Yo soy socia de la Asociación Cultural Siria en Caballito. De entrada, la institución abrió las puertas para albergar a los que recién llegaban, conseguirles trabajo, acompañarlos para realizar los trámites de residencia, vivienda, salirles de garantes. También pusimos profesores para que aprendan español de forma gratuita. Y después lo más lindo para ellos y para nosotros es reunirnos dos veces por semana para cocinar entre todos y ayudarlos a que se sientan parte de la institución, que vengan con toda su familia para que empiece a haber comunicación y se conozcan con el nativo de aquí, con el descendiente de sirio libanés".

Tamara conserva parte de su familia en una de las ciudades y capitales más antiguas del mundo. Desde Damasco la comunicación con Buenos Aires es constante. Cada vez que el peligro de las armas del "terrorismo" -"porque es Al Qaeda y hasta los Estados Unidos definieron a Al Qaeda como una organización terrorista salvo ahora que intentan invadir Siria", se explaya-, acecha a los suyos, esta mujer de 52 años y convicciones firmes, desliza la posibilidad de que "se vengan para acá". Pero así como muchos deciden tomar el difícil camino de la inmigración otros dicen que Siria "no es un hotel".

"A muchos les dije que se vinieran para acá y la gran mayoría, el 99 por ciento, me rechazaron la idea. Yo los entiendo porque haría lo mismo; no me iría. Uno de mis amigos me dijo una vez: ´Siria no es un hotel que cuando está linda te quedás y ya cuando no te sirve te vas´. Siria es mi casa".

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