A menudo, el liderazgo empresarial se vive como una carrera de alta velocidad. La urgencia de competir, innovar y prosperar parece no dejar espacio para preguntarte si realmente estas liderando desde un lugar de autenticidad. Pero, ¿qué pasa cuando confundís tu ser con el rol que asumís en la empresa? La culpa, el cansancio y la falta de tiempo personal se acumulan, generando un desgaste que impacta tanto en la vida profesional como en la personal. Hoy más que nunca, ser empresario requiere reflexionar sobre nuestra esencia, nuestros valores y los límites entre el rol y la identidad. Porque al final de la carrera te vas a preguntar ¿quién fui cuando no fui mi empresa?
Constelaciones organizacionales: ¿quién sos cuando no sos tu empresa?
La mirada que te propongo, busca transformarnos en personas conscientes en nuestros roles y cómo ello impacta en los sistemas en los que participamos.
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Soy una apasionada por despertar consciencia, y en mi camino como coach me he encontrado con grandes sorpresas. En las sesiones que mantengo con empresarios y empresarias desde hace más de diez años me moviliza ver la falta de reconocimiento que sienten y eso está dado a veces por el afuera, pero muchas veces proviene de adentro; en sus creencias limitantes y cegueras. Me llega a doler el alma cuando veo en la soledad que a menudo se encuentran. Parecen de acero.
Sin embargo, muchas veces necesitan más que nadie de un espacio de contención y escucha para poder mirar y entender para qué hacen lo que hacen. Sí, parece increíble, pero no siempre lo tienen tan claro. Más de una vez hemos llorado juntos, porque cuando llegamos ahí, a ese lugar donde se desploman las armaduras aparece la verdadera fuerza y deseo. Lo primero que quiero desmitificar es que son de acero. Señoras y señores detrás de los empresarios y empresarias muchas veces se esconde la incertidumbre más grande, el dolor más profundo, los deseos postergados, y hasta quizás una sensación de encierro que pocos imaginan.
Todo ello me moviliza, porque lo vivo en carne propia, desde mi niñez rodeada de emprendedores y empresarios. Vivo con uno de ellos, y si algo he aprendido en este camino es que el abismo es muy grande a cada paso. Así y todo, arremeten. Hablo por los buenos empresarios y empresarias, por aquellos que hacen las cosas bien y con valores, el resto abstenerse.
Cuando me invitaron a escribir esta columna no dudé en traerte esta reflexión y de la mano de ella es que te propongo profundizar y adentrarnos a un tema fascinante que podríamos llamarlo de mil maneras para que quede más bonito y más autorizado, pero no lo voy a camuflar de palabras interesantes porque confío en que el tiempo va a demostrar lo valiosa de esta herramienta que proviene la de las constelaciones familiares y se traspola a las organizaciones con resultados que sorprenden cada día más: las constelaciones organizacionales.
De donde viene la fuerza
La mirada que te propongo entonces, busca transformarnos en personas conscientes en nuestros roles y cómo ello impacta en los sistemas en los que participamos. Léase: la familia, la empresa, el club, la ciudad, la escuela de los chicos, entre tantos. Todos ellos son sistemas en los que estamos inmersos, por elección o porque nos fue dado aleatoriamente, de lo cual en el día a día no nos damos cuenta. Esta falta de autopercepción nos lleva muchas veces a confundir roles, jerarquías, relaciones y resultados. Pero en lo que genera un mayor impacto es, sin lugar a dudas, en la energía que diluimos por la falta de entendimiento del funcionamiento sistémico e intersistemico de estos elementos. A medida que nos hacemos conscientes de ellos nos damos cuenta de que son muchos, cientos, los espacios a los que pertenecemos- solamente mirar los grupitos de whatssap de los que participamos puede dar cuenta de ello-.
Ahora bien, me gustaría proponerte mirar juntos estos lugares que ocupamos y las funciones que cumplimos en cada uno de estos sistemas. Te pido por favor que me permitas guiarte en este ejercicio para poder, en el mejor de los casos, al finalizar aportarte mayor claridad respecto a cómo estás diluyendo tu energía.
Imagina que realizas algo así como una planilla de Excel; en la columna 1 pondrías todos los espacios, grupos, equipos y sistemas en los que estas. No te olvides de aquellos a los que perteneces desde hace muchos años como el grupo del colegio secundario. Te pido que tomes absoluta consciencia y los listes en esta planilla imaginaria – o bajala a papel-.
En la columna 2 te propongo que coloques el objetivo, meta, misión de esos sistemas, cada uno lo tiene. En la proxima columna hacia la derecha vas a colocar: ¿qué valor brindas en ese sistema? ¿cuál es tu aporte? Continuando habilitaras una nueva columna y escribirás lo que tomas (recibes) de dicho grupo, equipo, comunidad o sistema. Y así podríamos continuar analizando muchas columnas. Pero a la que realmente quiero llegar es a la que indica ¿qué lugar ocupas en cada uno de esos sistemas, cuál es tu jerarquía: ¿padre? ¿madre? ¿hijo? ¿tía? ¿hermano? ¿jefe? ¿colaborador? ¿asistente? ¿vecino? ¿colega? ¿Socio?
Como veras, el resultado más visible de esta planilla es que en cada sistema ocupamos un lugar “di.fe.ren.te”. Y esto determina la energía, dedicación, actitud, compromiso, acciones, pasión, que vamos a dedicar y asignar a cada uno de estos espacios que conformamos y "nos conforman".
Quisiera preguntarte si consideras que: ¿Cumplimos el mimo rol, tenemos la misma jerarquía, el intercambio es igual, nos sentimos incluidos de la misma manera en cada uno de ellos? La respuesta es: no. Cada sistema al que pertenecemos requiere de nuestra elasticidad y cintura para interpretar diferentes roles.
Entonces es así como en la empresa sos “el jefe, la dueña, el titular, el ceo”, y en la escuela o el club sos "la mamá o el papá de…” y en la ciudad sos "el vecino".
Pero el realmente ¿lo vivimos así? ¿Cuántos de nosotros paternamos o maternamos colaboradores, proyectos, incluso a nuestra pareja o padres? ¿Cuántos de nosotros andamos por la vida llevando el rol de empresario a todos lados? ¿Cuántos de nosotros nos consideramos imprescindibles “porque si no las cosas no funcionan”? y después decimos que no tenemos energías, que no tenemos tiempo… ¡claro que no! Si lo gastamos en espacios, roles, intercambios que no corresponden.
Entonces, la propuesta desde las constelaciones organizacionales es comenzar a mirar en qué sistema estoy en este momento, cuál es mi rol, qué compromisos asumí o asumo, qué doy y qué tomo, cómo se interrelacionan estos roles con los demás. Es decir, ordenarnos de acuerdo a quienes somos en cada lugar.
Esto nos permitirá: una mayor presencia en cada rol, transitar con mayor liviandad, disponer mejor de nuestros tiempos, comprender las dinámicas de la interrelación entre los sistemas de los que somos parte, mejorar nuestra relaciones y vínculos, pero por sobre todas las cosas recuperar nuestro lugar de fuerza, desde donde podemos pararnos con mayor seguridad y templanza. Y si a ello le sumamos “propósito” te aseguro que indefectiblemente tu calidad de vida aumentará. Entonces, la pregunta es: ¿Por dónde se evapora tu fuerza hoy?
La seguimos en la próxima.
Licenciada en Publicidad, Coach Ontológico profesional, Coach Sistémico y Ejecutivo. Consteladora. @magda.marso. [email protected]
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