23 de abril 2022 - 00:00

Salir a correr todos los días o bajar los impuestos: ¿qué es más saludable?

Parece una buena medida alentar el consumo de productos saludables, en detrimento de los nocivos. Pero al bajar los impuestos no siempre se logra el objetivo de la reducción del precio.

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Texto elaborado en co-autoría con Gustavo Carreño, mentor del Laboratorio de Impuestos de UADE.

Los impuestos no tienen buena fama: a los contribuyentes no les gusta pagarlos y en el ideario popular “solo sirven para recaudar”. Sin embargo, no siempre la recaudación es el único fin de su existencia, ya que también están sus usos extrafiscales. Estos surgen como consecuencia de establecer lo que se denomina “Política Fiscal y sus fines” para cada Estado: la satisfacción de necesidades sociales, la optimización de la asignación de los recursos públicos, la redistribución de los ingresos, la estabilización de la economía, el desarrollo económico, la promoción regional, y el desaliento de conductas nocivas, entre otras.

A modo de ejemplo de lo anterior, podemos mencionar la implementación de impuestos o su eliminación, que, según sea el caso, puede orientar el gasto o las preferencias de los consumidores. También puede restringir el consumo de determinados bienes o servicios no deseados, o ser una de las herramientas a considerar cuando se tiene que atacar el aumento generalizado de los precios.

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En las últimas semanas han surgido noticias en el ámbito internacional que van en el sentido de las modificaciones impositivas. En Uruguay, el presidente Luis Lacalle Pou, luego del referéndum de fines de marzo de este año sobre la eliminación de algunos de los artículos de la Ley de Urgencia, busca reformar cuestiones vinculadas con seguridad, educación, relaciones laborales, y otros temas. Además, se implementan medidas fiscales para combatir la inflación, como el congelamiento del precio de algunos productos, y la eliminación del IVA en otros, como la harina y el aceite. De hecho, ya existía una medida similar que reducía este impuesto en el asado de tira. Habrá que revisar si ese cambio en el IVA repercute en la reducción de precios (uno presupone que sí, aunque no sea un efecto inmediato).

En los Países Bajos, existe una propuesta con un paquete de medidas destinadas a reducir los niveles de obesidad en la población. La propuesta incluye medidas que van desde permitir a las municipalidades que puedan prohibir la apertura de ciertos establecimientos de comidas rápidas, hasta la introducción de un nuevo impuesto que recaiga sobre determinados productos con altos contenidos de azúcar (“sugar tax”), y la reducción o eliminación del IVA que recae sobre frutas y vegetales.

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La preocupación es tal que algunos impulsores de estas medidas sostienen que deben implementarse en forma inmediata, y dejar algunas discusiones técnicas para más adelante, como ser ¿Qué debe entenderse como frutas y vegetales? o ¿incluye enlatados? Los impulsores sostienen que “todos saben lo que son las frutas frescas y los vegetales”, y no quieren esperar más. Sin entrar a discutir aspectos técnicos, parece una buena medida alentar el consumo de productos saludables, en detrimento de otros que puede ser nocivos para la salud. ¡Bajar los impuestos para bajar unos kilos!

No siempre se logra el objetivo de la reducción del precio en la proporción deseada. Muchas veces no alcanza con eximir impuestos para que los precios de los productos bajen: por más que no haya “débito fiscal” con la venta, los “créditos fiscales” de las compras no se pueden tomar, y este efecto genera que aumente el costo del producto para el empresario. También, recordemos que Argentina tuvo, en 2019 y por un período acotado, su experiencia en reduciendo el IVA al 0% para ciertos productos de la canasta básica, pero que fue necesaria una modificación al decreto original, para que los vendedores de esos productos pudiesen darle algún destino al saldo a favor que se les generaba por sus compras al no tener ventas gravadas por el impuesto.

Con esto ya sabemos que los impuestos no solo sirven para recaudar, y ahora llego el momento de decidir: ¿Salir a correr o solicitar una rebaja del IVA en alimentos saludables? Podríamos pensar en las dos cosas.

Responsable del Laboratorio de Impuestos de UADE.

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