2 de diciembre 2025 - 11:23

La disyuntiva que define el futuro de la Argentina: ¿es el mercado o es el trabajo?

Mientras Trump protege el empleo local, Argentina abre importaciones sin reciprocidad. Más de 16.000 pymes cerraron en dos años bajo este modelo económico.

La pregunta es política: ¿queremos un país que viva del mercado financiero o un país que viva del trabajo? Porque cuando las reglas están hechas solo para el mercado, el trabajo se destruye.

La pregunta es política: ¿queremos un país que viva del mercado financiero o un país que viva del trabajo? Porque cuando las reglas están hechas solo para el mercado, el trabajo se destruye.

Depositphotos

Argentina está atravesando una discusión central, casi existencial: ¿es el mercado o es el trabajo?

Esa es la tensión real que hoy define nuestro rumbo. Y no es un debate ideológico: es un debate que se vive en la mesa de cada familia, en la línea de producción, en el comercio de barrio y en las casi 50 millones de vidas que dependen todos los días de que la economía funcione.

Mientras el Gobierno apuesta casi todo a un modelo financiero y a un mercado que premia la especulación y castiga a quien produce, la Argentina real —la de las PYMEs, la de los trabajadores, la de los que generan empleo— se hunde en un modelo que no les habla, no los reconoce y no los protege.

El mercado financiero no construye futuro. No hay país que haya crecido apostando únicamente al flujo de capitales. El dinero que entra y sale en segundos no deja nada. No compra máquinas, no abre fábricas, no paga sueldos, no forma técnicos, no agrega valor. Lo estamos viendo:

  • dólares que circulan sin parar
  • ganancias instantáneas sin arraigo
  • y más de 16.000 pymes cerradas en 2 años

La pregunta es tan incómoda como necesaria: ¿cuánto de ese dinero mejora la vida de los argentinos?

La respuesta es evidente: nada.

El trabajo es el único organizador social confiable. Una pyme que toma un empleado apuesta. Se compromete. Se arraiga. Mueve proveedores, logística, comercios, consumo local. Eso es construir país. Eso es futuro.

Por eso insisto en que la riqueza real la generan quienes trabajan y producen, no quienes especulan. Mientras Estados Unidos cuida el trabajo, ¿nosotros lo entregamos?

Mientras Donald Trump vuelve a marcar su agenda electoral con la idea de repatriar empleo, traer producción a Estados Unidos, subir aranceles y proteger su industria —una lógica que comparte buena parte del sistema político norteamericano—, en Argentina sucede lo contrario.

El presidente Milei, que se declara alineado de forma incondicional con Estados Unidos, hace exactamente lo opuesto a lo que hoy promueve su propio referente político.

Si una potencia mundial trabaja para traer fábricas, fortalecer su industria, reconstruir cadenas de suministro locales y defender el empleo de sus ciudadanos, ¿cómo puede ser que nosotros abramos las importaciones de manera indiscriminada, destruyendo ocupación local y debilitando a nuestras empresas?

La respuesta es tan simple como alarmante. Estamos eligiendo el mercado por encima del trabajo. Y ningún país que elige eso prospera.

El conurbano bonaerense lo muestra con una crudeza que duele. En San Martín, un industrial textil me dijo hace pocos días:

“Los bancos ganan en una semana lo que yo no gano en un año. Y yo soy el que paga 40 sueldos. ¿Quién sostiene el país: ellos o yo?”

En Caseros, una gráfica familiar sobrevive como puede. El dueño me confesó:

“Acá no es el mercado o el Estado. Acá es simple: si la gente no tiene plata, yo no tengo trabajo.”

Gente con nombre y apellido. Gente que depende de decisiones políticas que hoy los están dejando completamente solos.

Un país productivo es el único camino. Los países que funcionan hacen lo mismo:

  • protegen su industria
  • ordenan su macro sin destruir su tejido productivo
  • fomentan la innovación local
  • cuidan su mercado interno
  • y orientan el ahorro nacional hacia la inversión real, no la especulación

No más timba, no más apertura sin reciprocidad, no más decisiones que favorecen a cinco ganadores y dejan derrota para millones.

La pregunta es política: ¿queremos un país que viva del mercado financiero o un país que viva del trabajo? Porque cuando las reglas están hechas solo para el mercado, el trabajo se destruye.

Estados Unidos lo entendió. Europa lo entendió. Brasil lo entendió. China lo entendió.

Argentina tiene que decidir si quiere seguir el único camino posible o insistir en un modelo que ya demostró que no funciona para nadie, salvo para quienes especulan.

Es entender algo básico: sin trabajo no hay país.

Industrial pyme

Dejá tu comentario

Te puede interesar