4 de noviembre 2021 - 15:35

Las dos "puntas" que pronostican un escenario 2022 con menos dólares en plaza

El déficit energético y el incremento del turismo ante el relajamiento de las medidas y la vuelta a la normalidad ponen en jaque las reservas del Banco Central.

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Es algo ya conocido que a pesar de los u$s8.000 millones que aportaron los precios internacionales a través de la soja y otros commodities y el “aporte extraordinario” de los Derechos Especiales de Giro del FMI por u$s4.320 millones, la entidad monetaria llega a terminar este año con escasez de reservas de libre disponibilidad. Y con poco margen de maniobra para el 2022. De sostenerse la dinámica actual en términos de intervención en el mercado de cambios, el BCRA podría cerrar el 2021 con un nivel de reservas netas (sin incluir Swap de monedas con China, encajes bancarios, depósitos del Gobierno y préstamos con organismos internacionales) aproximadas a los u$s2.500/3.000 millones, constituidas por la tenencia de oro del organismo y sin reservas líquidas. No quedaría así “poder de fuego” en el mercado cambiario para encarar el año 2022 y limitaría mucho la política monetaria y cambiaria.

No obstante, hay dos variables a observar de acá en adelante que podrían complicar el cuadro. Por una parte, el costo en dólares de la balanza energética (que en 2014 llegó a un déficit de u$s6.900 millones anuales) y actualmente volvió a ser deficitaria por u$s715 millones en el arranque de 2021 (primeros 7 meses). Por otra parte, el levantamiento de las restricciones al turismo internacional. Esta última flexibilización, post cuarentena estricta, podría implicar un “goteo” de otros u$s4.000 millones por el déficit de la balanza turística.

Viajes, turismo y dólares al exterior

Pensemos que, según el informe de Evolución del Mercado de Cambios (BCRA), el déficit por compras en el exterior arrastra en los últimos 12 meses un acumulado de u$s1.879 millones. En otras palabras, estos son los dólares que se gastan en el exterior menos los dólares que los extranjeros traen al país, incluido turismo y compras por internet. Si bien esta variable tuvo un pico de casi u$s11.000 millones anuales en abril de 2018 (acumulado 12 meses), sin cepo y sin impuestos adicionales, y hoy estamos muy lejos de esos niveles, el levantamiento de las restricciones al turismo internacional podría disparar el déficit nuevamente. Más que nada los dólares que los extranjeros gastan en el mercado local y que seguramente no se liquidarán en el mercado oficial sino en el dólar blue a 180 pesos. Como contrapartida, los argentinos que gastan en el exterior lo hacen al dólar solidario. Cerca de $170 por dólar. Y este es un dólar muy alto, que sólo por precio limita la demanda.

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Con un escenario 2022 sin pandemia y con apertura de las fronteras, este nivel de déficit por turismo podría alcanzar los niveles pre-pandemia, aún con un dólar real en el blue hoy un 25% más alto que en los meses previos a la pandemia ($187 actuales contra los $140 pesos en enero de 2020, a valores de hoy). En este estado de situación el déficit treparía a unos u$s4.000 millones aproximadamente. Sin considerar los u$s2.200 millones adicionales (déficit actual de divisas).

Déficit de la balanza energética

La otra punta a visualizar es la energética. Las tarifas de servicios públicos ya llevan 2 años de congelamiento (2019 y 2020) y tuvimos un 2021 con un ajuste muy por debajo de la inflación. Esto está impactando tanto en las cuentas fiscales como en el balance energético externo y es por ello que se menciona o se hace referencia a un cuasi congelamiento. Se estima que este año la carga de los subsidios económicos (a las empresas de servicios públicos) rondaría el 3% del PBI (2,1% del PBI correspondiente a energía y el resto transporte). En tanto, el balance energético (en dólares), vuelve a ser deficitario.

En efecto, si analizamos las tendencias, los pagos de importaciones de sectores como “Electricidad” y “Petróleo” vienen mostrando una aceleración muy pronunciada en los últimos meses. Si tomamos el acumulado en los últimos 12 meses (a Julio de 2021, según datos del BCRA) alcanzaron los u$s5.067 millones.

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Por su parte, en el pico de mayor déficit energético, las importaciones marcaron un récord de u$s14.300 millones. De continuar con la flexibilización y poco a poco volver a levantar el nivel de actividad pre-pandemia, esto llevará a un mayor déficit energético producto del propio dinamismo de la economía real. Lo que implica como contracara, al igual que con el turismo, mayor escasez de dólares con un BCRA ya muy debilitado. En términos de déficit energético, muy probablemente cerremos con una cifra cercana a los u$s1.800/2.000 millones.

En síntesis, el 2022 tendrá dos características a considerar que van a condicionar la cantidad de dólares en plaza:

  • La ausencia de precios internacionales tan convenientes que permitan descongestionar el déficit energético y el déficit fiscal en sí. Vale mencionar que esto condicionaría la capacidad del BCRA de volverse más robusto.

  • El incremento del déficit por turismo ante el relajamiento de las medidas y la vuelta a la normalidad.

Razón por las cuál, son estas dos “puntas” las que pronostican un escenario 2022 con menos dólares en plaza. Sin dejar de considerar que estamos de cara a un eventual acuerdo con el FMI, donde dados los condicionamientos comúnmente exigidos y nuestra realidad macroeconómica, se vuelve cada vez más necesario un ajuste tarifario que permita, en simultáneo, reducir el déficit fiscal y el déficit de divisas. Muy probablemente, si dicha normalización de estas variables no se dan, tendremos un escenario de mayor restricción de dólares y tensión cambiaria.

Profesor de la Universidad del CEMA.

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