5 de enero 2022 - 00:00

Necesitamos generar un nuevo contrato social

Hace más de una década que es la grieta la que ordena nuestra vida. Por ello es urgente generar en un nuevo contrato social que ponga por encima de la puja política el bienestar general.

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Mariano Fuchila

Hace más de una década que es la grieta la que ordena nuestra vida, la que define nuestro sistema de creencias y valores, en definitiva, lo que está bien y lo que está mal, así como el rumbo que debemos tomar como nación. Por ello es urgente generar en un nuevo contrato social que ponga por encima de la puja política el bienestar general.

La convivencia social es una necesidad humana, esto se debe a que el ser humano es un ser social y psico adaptable. Desde el momento en que nacemos todos los seres humanos somos iguales ante sí y ante la ley. Si debe haber una jerarquía entre los humanos, esta no es natural, sino que es gracias al cultivo del conocimiento, la educación y el merito

Todo ser humano, pasa su vida bajo tres reglas claras. Aprender, todo el tiempo, descubrir en todo momento y desarrollarse siempre, para sí y para los demás.

Es necesario desarrollar tres virtudes, elementos o sistemas de valores que permitan lograr una convivencia social adecuada, con libertad, igualdad, armonía y prosperidad. Un acuerdo, un pacto con libertades, derechos y obligaciones para todos los habitantes de nuestra sociedad.

Primer elemento cardinal, innato y reciproco. Todos debemos tener sentido de: Humanidad: ¿qué es la humanidad? Una palabra muy ambigua, pero mi pensamiento me lleva a definirlo como Un conjunto de cualidades y virtudes propias de los seres humanos. Es saber ponerse en el lugar del otro y no hacer lo que no te gusta que te hagan a ti.

Los Seres humanos, por nuestra condición humanitaria, nos debemos tratar con delicadeza, respeto y sumo cuidado. Nunca se debería pensar mal de los demás, debemos ser amables y generosos sin ser derrochadores, soberbios ni codiciosos. En nuestras expresiones nunca debemos tener rasgos de violencia o arrogancia, siempre debemos trata de que se nos note la sinceridad y la benevolencia.

Esto me lleva a la segunda virtud y la que considero más importante a la hora de sellar un pacto social. Esta debe estar conectada con el sentido de la reciprocidad como regla de oro, de lo contrario, perdería su atributo. Hablamos de la Benevolencia: es el comportamiento de los humanos respecto a otros. El buen comportamiento, siempre contagia humanidad. Notemos como las dos primeras virtudes, humanidad y benevolencia, se interrelacionan todo el tiempo.

El egoísmo es la otra cara de la moneda que marca la benevolencia. El modo que nos comportamos frente a los demás refleja lo que somos en realidad. Un comportamiento define y delinea la conducta de los humanos.

Una conducta social adecuada, siempre debe nutrirse de las expresiones, comportamiento y voluntades de los que conviven en esa sociedad. por eso, vemos la tercera virtud que considero radical para el contrato social.

Se trata del conocimiento de la Razón, desde el Mérito: ¿pero, que es el mérito? Para mí, es un sacrificio que se expresa como la preocupación por el futuro de los demás y del propio. El conocimiento. Este como el poder de la razón humana. Este como la vía segura para alcanzar la virtud y examinar la verdad mediante la duda. El saber es poder.

Por eso, el tercer elemento es el conocimiento, el saber mediante el mérito, es el esfuerzo para destacarse y lograr una sociedad próspera.

Esto aplica tanto para una persona como para una organización. De esta forma, urge constituir un gobierno ejemplar, es un gobierno meritocrático, un gobierno de los mejores. El pensar en un gobierno de los mejores en virtud del conocimiento gracias al mérito se alimentará de gobernantes bondadosos, responsables y educados; y la sociedad vera que los gobernantes tiene sabiduría, benevolencia y calidad donde se sentirán atraídos e incitados a imitarlos.

Un gobierno de los mejores es el mejor ejemplo para una sociedad, predicando siempre con la acción antes que con las palabras. Debe gobernar en virtud de los intereses del pueblo, y si el pueblo considera que sus intereses no están protegidos o representados por estos, tiene derecho a revelarse.

Esto reclama el presente, un pueblo que se revele en el mejor sentido del término y demande a sus gobernantes, los de antes y los de ahora, que de una vez por todas logren generar un pacto social que ordene nuestra sociedad y nos permita seguir un rumbo claro y virtuoso.

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