Argentina, tema del cine internacional
En la edición de ayer salió en tapa Luis D'Elía y hoy su archirrival, Raúl Castells. No es que el diario se haya borocoteado al populismo sino que ambos líderes piqueteros son noticia del día. Un documental australiano sobre Castells ganó una mención especial en Biarritz, Francia. El propio Castells, casi permanentemente en primer plano y con afiche en toda Europa (foto) fue seguido en sus incursiones y huelgas de hambre, sin que en la Argentina nadie se enterara, por las ávidas cámaras de un país rico como Australia en busca del pintoresquismo de la pobreza de países subdesarrollados. Lo compara a Castells con Robin Hood y el Che Guevara -nada menos- y luego nos destroza toda imagen al señalar que tenemos 50% de la población por debajo de la línea de la pobreza y otro tanto de niños malnutridos. No indaga, en cambio, por qué el actual gobierno argentino sobrelleva eso cuando tiene casi esos guarismos en la realidad pese a que el país al crecer 9% anual es el tercero en el mundo luego de China y Venezuela (que tiene más pobreza), que se da el lujo de cancelar toda su deuda con el Fondo y se pone a la par de EE.UU. y Suiza en cero crédito, que exporta por 40.000 millones de dólares, con superávit de 11.300 millones de dólares anuales y que tiene cupones que suben hasta 18% en dólares en dos días. Pero los australianos están sólo en eso, en el pintoresquismo latinoamericano que brinda Castells porque cuando se filmaba aún no se había impuesto Evo Morales en Bolivia. Además nos odian porque los eliminamos en la Copa Davis. Hasta justifican sus operaciones contra McDonald's dado que aquí casi no existen empresas australianas para ser atacadas por Castells. A los «piqueteros», término telúrico, los traduce como «pickets». «Ahora espero el Oscar», declaró anoche Raúl Castells como star internacional. Pero Néstor Kirchner puede no envidiar su fama quizá más allá de un mes (hasta el 5 de marzo): el documental francés «La marcha de los pingüinos» (en idioma original «La Marche de L'empereur») fue nominado ayer precisamente al Oscar, algo que reivindicaría al ave palmípeda vapuleada por el film «Madagascar», donde el dibujo animado del león le decía a la cebra: «Los pingüinos son psicóticos».
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Ayer, en diálogo con este diario, Castells llegó a ilusionarse con obtener un premio Oscar el año que viene.
Periodista: ¿Qué reacción le generó «Raul, The Terrible»?
Raúl Castells: Vi la versión para televisión y con los compañeros nos quedamos duros, conmovidos por la pintura de la realidad que hace el documental. Esto nos lanza como el movimiento de izquierda argentino con mayor proyección internacional. Ya el año pasado el premio Nobel José Saramago se había preocupado por mi detención y mi huelga de hambre.
P.: ¿Piensa seguir explorando la veta actoral?
R.C.: No, no. Pero esto nos ayuda frente a los intentos del gobierno para encarcelarnos o para mandarnos a matar.
P.: ¿Se imagina recibiendo un Oscar en el Kodak Theatre de Los Angeles, Estados Unidos?
R.C.: Sería una inmensa tribuna para mi movimiento. Sería algo raro. Pero ya recibí dos invitaciones para viajar a Australia al estreno cinematográfico, y el director me comentó que quiere presentar el documental en los Oscar del año que viene.
Más de cien horas de grabación del más auténtico y rebelde Castells ocupando en 2005 un casino en el Chaco y reclamando alimentos para los más necesitados.
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