7 de abril 2020 - 00:00

A tiempo de evitar una mala decisión

El presidente Alberto Fernández en la Quinta de Olivos.

El presidente Alberto Fernández en la Quinta de Olivos.

Imagen de archivo. Télam

Se confirmó en las últimas horas que el oficialismo avanzará en un impuesto especial y extraordinario, justificado por las circunstancias, a quienes aceptaron en 2016 ingresar en el blanqueo más ambicioso y exitoso de la historia tributaria argentina. Si se trata de una amenaza ante el conflicto desatado entre el Ejecutivo y parte de la clase empresaria argentina, se trataría de un señalamiento inútil y de la necesidad de una recomendación de más reflexión al momento de analizar castigos.

Si, por el contrario, se trata de una idea concreta que está a punto de convertirse en una realidad, será el primer error económico del Gobierno de Alberto Fernández durante la crisis. Quienes en su momento aceptaron ese blanqueo no fueron enemigos de la patria, sino simplemente, y en la mayoría de los casos, argentinos y residentes extranjeros en el país que en un momento, equivocados o no por las circunstancias, confiaron en la buena fe del gobierno de entonces y aceptaron apostar sus divisas por el futuro de la Argentina.

Esos dólares se encontraban hasta ese momento protegidos fuera del sistema financiero local y de sus siempre amenazantes turbulencias. Sin embargo se apostó por un nuevo comienzo y por un porvenir económico que, lamentablemente, luego no ocurrió. Sin embargo el dinero está ya en blanco y se alcanzaron más de 100.000 millones de dólares, en lo que se convirtió en el mayor ingreso de dólares llegado al país en cualquiera de los últimos gobiernos, kirchneristas o macristas.

Lo único que se logrará si se avanza en esta idea de un nuevo tributo será que, efectivamente, se recaudará un puñado más de dinero, pero que nunca más por generaciones cabría la posibilidad de un nuevo llamado, ya que hacia delante se lo tomará como una trampa. Todo esto además de la inconstitucionalidad del proyecto al vulnerar las reglas de juego establecidas. Más productivo sería que dentro de un acuerdo político amplio, el Gobierno y el Congreso llamaran a un nuevo y más amplio blanqueo, que le permita conseguir dólares genuinos y fluídos, precisamente lo que más necesita la economía argentina en estos tiempos de crisis.

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