Duhalde no sabe si Kirchner asistirá a su renuncia mañana
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Duhalde visitó a Kirchner para informarlo sobre una cumbre internacional. Mañana renunciará a conducir el PJ bonaerense. Antes, creó 48 secretarías para zanjar peleas en su base.
La retórica peronista tiene una relación ambigua con el poder. Si se observa la conducta de Juan Perón o de Carlos Menem, queda la impresión de que se trata del único objetivo de la profesión de los políticos. En cambio, el recuerdo de Eva Perón remite a otro estilo, cargado de cierto cinismo, que exalta el rechazo del poder, al que se presenta como mortificante. A los Duhalde, que han peleado sus posiciones en la vida pública con uñas y dientes (en el caso de Eduardo hasta admitió llegar a la presidencia por una vía distinta de la electoral, después de haberla intentado sin éxito), les agrada mostrarse como gente de su casa que sólo ejerce posiciones de mando porque se lo imponen las circunstancias o los seguidores. Por eso es tan importante para ellos la ceremonia de mañana, en la que el ex mandatario se mostrará ajeno a las materialidades de la política, preocupado casi únicamente por las relaciones internacionales, que descubrió hace poco más de un año.
• Pasiones
Eso sí, debajo de Duhalde se siguen moviendo las pasiones y los deseos a los que él dice renunciar. A tal punto que José María Díaz Bancalari, quien quedará al frente del PJ bonaerense desde un segundo escalón, ya comenzó a pedir calma, como sucedió el martes por la noche durante una reunión de duhaldistas. Los tironeos habían comenzado porque muchos dirigentes de esa corriente pretendían algún cargo en la burocracia del partido. Duhalde mismo debió resolver el conflicto y lo hizo de manera insólita: «Hay que darle a cada consejero una secretaría», recomendó. Así, el peronismo de la provincia de Buenos Aires contará con una conducción de 48 secretarías. Una multiplicación disparatada, que obligó a establecer una dedicada a la Unión Europea, una para «ciencia» y otra para «técnica», una más para «campañas electorales», otra para «relaciones extrapartidarias y reglamentarias», una secretaría de «obras públicas» (hay que recordar que Duhalde mereció en su momento el apodo de «Ramsés II» por su afición por la construcción), otra de «planeamiento y técnica», además de una « secretaría de gestiones distritales en provincia».
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