5 de junio 2006 - 00:00

Lavagnismo busca ahora apartarse de Alfonsín

No habrá gestos ostensibles ni palabras estruendosas. Pero el operativo para colocar a Roberto Lavagna en la marquesina de candidatos para la presidencial de 2007 dejará asomar en pocos días una potencial víctima propiciatoria: el ex presidente Raúl Alfonsín.

El caudillo de Chascomús fue el primero en mencionar en público la opción Lavagna. Tuvo utilidad -más allá de los tiempos demasiado veloces para el gusto del ex ministro- en el proceso de instalación como postulante y, sobre todo, de que no llevaría la camiseta oficial.

Pero con el foco puesto en la etapa que se inicia, en la que Lavagna se dedicaría a cincelar su candidatura presidencial para 2007 -ya ha dicho que no figura entre sus deseos pelear en la Capital Federal-, Alfonsín se volverá una figura incómoda y hasta odiosa.

Quizá sea un coletazo de la pulseada que se desató en torno al ex ministro, entre el alfonsinismo (en el que otra vez confluyen Federico Storani y Leopoldo Moreau) y las tribus del PJ bonaerense, combativa de Néstor Kirchner, que se enrolan en grupo El General.

  • Encuentro

    Esta semana, ese toreo mudo podría asomar su nariz: el cuartero peronista que conforman Eduardo Camaño, Jorge Sarghini, Francisco de Narváez y Juan José Alvarez planea un encuentro con el mendocino Roberto Iglesias, presidente del Comité Nacional.

    «La intención es abrir el diálogo institucional, como legisladores y dirigentes, una concertación formal entre partidos y no de dirigentes», se detalló la intención de la tenida que, además, sembraría la posibilidad de avanzar en un diálogo parlamentario.

    Es necesaria una decodificación: los peronistas bonaerenses, en teoría traduciendo los deseos de Lavagna -o tras una interpretación sui generis de éstos-, buscan el diálogo con Iglesias como referente formal del partido, lo que implica desplazar a Alfonsín.

    Se escudan en que, para mostrarse diferentes del gobierno que avanza en la « captura» selectiva y aislada de referentes, su pretensión es diseñar un vínculo institucional con distintos sectores. Por eso, el acercamiento con Iglesias, para establecer un diálogo. Por supuesto que ese prospecto para la negociación PJUCR esconde un propósito nada inicuo: proclamar al mendocino que comanda la UCR en el contexto nacional como el interlocutor oficial del radicalismo, desplazando de esa butaca al inquieto Alfonsín.

    Parten de una base. Aunque en la etapa inicial, el ex presidente cumplió una tarea importante, en términos electorales que Lavagna aparezca como «el candidato» de Alfonsín sería «todo costo». Al igual que si fuese adheridoal apellido Duhalde.

    Por la misma ecuación en matemáticas electorales, los bonaerenses que maniobran para que el ex ministro compita en 2007 juran y perjuran que Eduardo Duhalde no está operando desde las sombras a favor de quien fue el titular de Hacienda durante su interinato.

    Sobrevuela, además, otro factor: Alfonsín le imprimió al operativo Lavagna una celeridad que el ex ministro no pretendía, aunque, confiesan en su cercanía, el ritmo frenético a su aparición se lo inyectó el gobierno «al mandar a que lo critiquen en manada».

    Para esta semana, el ex titular de Hacienda tiene prevista otra conferencia antes de sumergirse, beneficiado por el Mundial, en una minitemporada de calma para, si lo dejan, tratar de tomar las riendas para manejar a su antojo y conveniencia sus tiempos políticos. En ese esquema, recién en agosto o en setiembre, se produciría un anuncio formal.
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