19 de octubre 2006 - 00:00

Ofrecen al gobierno cabeza de Bergoglio

Vaticanistas italianos anunciaron ayer que es inminente el desplazamiento de Leonardo Sandri, el secretario sustituto de la Santa Sede, del cargo que vino ocupando en los últimos años, secundando a Angelo Sodano, el secretario de Estado. La novedad se entrelaza con la peripecia de la Iglesia argentina y está destinada a influir en las tensiones que la jerarquía católica mantiene con Néstor Kirchner.

La vinculación entre el destino de Sandri y el episcopado local no se limita a la nacionalidad argentina del prelado. Tampoco a que haya sido él el ejecutor de los designios de Sodano en las relaciones con los gobiernos argentinos, en la designación de obispos (en general, contra la opinión de la Conferencia Episcopal) y en el vínculo con banqueros famosos (como los Trusso, que emplearon a su hermano Raúl Sandri). La remoción de este obispo en Italia toca a la Argentina porque uno de los destinos que se le prometen es el arzobispado de Buenos Aires.

En torno a la salida de Sandri de la secretaría sustituta de la Santa Sede se tiende una operación destinada a agradar a Néstor Kirchner: atar ese cambio a la remoción del cardenal Jorge Bergoglio del arzobispado de Buenos Aires. La versión se hizo más intensa en las últimas horas, y los movimientos se le atribuyen a uno de los hombres más allegados a Sandri en el país, el ex embajador de Carlos Menem en el Vaticano, Esteban Caselli.

  • Presunta influencia

  • El enfrentamiento de Caselli con Bergoglio no podría ser más sistemático. A tal punto que se atribuyen a la influencia de este ex funcionario los cables de la agencia católica «ACI» que, desde Perú, anunciaban el desplazamiento del vocero del cardenal, Guillermo Marcó. Una noticia falsa, claro. Caselli es embajador de la Orden de Malta en Lima, del mismo modo que su hijo Antonio lo es en Buenos Aires.

    Sin embargo, las enemistades no cuentan aquí con carácter transitivo. Caselli está alejado de Bergoglio, pero también de Kirchner. En su momento, el Presidente puso como condición de su asistencia a la coronación de Benedicto XVI no tener que cruzarse con este ex embajador en la plaza San Pedro: «Si aparece, doy media vuelta y me voy», le dijo en ese momento Kirchner a Rafael Bielsa.

    ¿Podría conseguir, sin embargo, el ex embajador el « indulto» de Kirchner si lograra poner sobre la mesa presidencial la cabeza del desafiante Bergoglio? Hay quienes creen que sí, entre ellos, amigos íntimos de Caselli muy ligados al gobierno como el empresario Mario Montoto, acaso hoy el operador más activo de negocios del área de Defensa y Seguridad. Aunque no siempre esos negocios se realicen: todavía no consiguió venderle a la Prefectura los camioncitos con scanners para interceptar llamadas; al parecer, Kirchner determinó que esa actividad, si no la dispone la Justicia a través de la SIDE, sería ilegal. Aun cuando, como alegó Aníbal Fernández, fuera para operar en la Triple Frontera. Este fracaso no impide que el empresario tenga más suerte con Julio De Vido, ahora a cargo del área de Fabricaciones Militares y, sobre todo, del apetecible programa de radarización.

    Es curioso que otro ex montonero como Montoto, el periodista Horacio Verbitsky, haya prestado su pluma a alentar la operación de estos dos amigos, de los quienes se lo suponía lejano (más de Caselli que de Montoto, quien tiene como él un monitoreo permanente sobreel área de Defensa, aunque por razones diversas). Es cierto, todos tienen algo en común: una pasión desmedida por voltear a Bergoglio de su silla.

    ¿Conseguirá Montoto que Kirchner le quite el precio a la cabeza de Caselli si éste a su vez consigue el reemplazo de Bergoglio por Sandri? Las versiones sobre la asignación de un dicasterio romano para el cardenal jesuita se hicieron insistentes desde el ascenso al papado del nuevo pontífice. Y Sandri acaso podría preferir una sede como la porteña a cambio de una congregación como la de la Administración de la Santa Sede, hasta ahora, el destino más seguro que se le ofrece. Sin embargo, para el trueque haría falta más colaboración del propio Caselli: en la Casa Rosada se le atribuye a él la visita de Francisco de Narváez a Roma y también ofrecer sus servicios para una peregrinación similar de Roberto Lavagna. Acaso con una escala en Toscana, visitando su nueva «villa» (abandonada en estos días para atender las posesiones de Punta del Este).

    La clave de todo este procesodebería ser, de cualquier modo, la velocidad. Es posible que cuando Tarcisio Bertone, el sucesor de Sodano, se haga cargo plenamente de la Secretaría de Estado, todo lo que huela a su antecesor (entre otras cosas, el apellido Caselli) sea condenado en Roma: Bertone fue destratado por Sodano, quien todavía no le liberó su escritorio y lo mantiene en espera en una torre del Palacio Apostólico. No es, por lo visto, una sucesión tranquila esta de los cardenales, lo que acaso afecte también al nuncio en Buenos Aires, Adriano Bernardini, otro amigo de Caselli y de Montoto.

    Dejá tu comentario

    Te puede interesar