13 de agosto 2019 - 00:00

No fueron las encuestas, fueron los encuestadores

Nadie acertó, pero algunos estuvieron más cerca. Como mecanismo probabilístico las encuestas no dan datos precisos -por más que encuestadores y medios de comunicación nos esforcemos en dar otra impresión-, sino al igual que el pronóstico del tiempo, proporcionan rangos de confianza en función de lo que se conoce como "margen de error".

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Simplemente se equivocaron. Desde el primero de julio a la veda de hace una semana se dieron a conocer 46 encuestas que le asignaban sin proyección de indecisos una intención de voto media de 40.1% a la formula Fernández-Fernández, el 36% a Macri-Pichetto, un 8.3% a Lavagna-Urtubey, el 3.9% a Espert-Rosales, el 3.2% a Del Caño- Del Pla y 1.1% a Gómez-Hotton.

Quienes más le asignaron a la fórmula ganadora fueron Clivajes y Hugo Haime (44.4%), 3 puntozero (43.6%) y K. Bunker (43.35%) y CELAG (42.5%). Quienes menos le dieron al oficialismo fueron la Universidad de San Andrés (25%), Opinaia (29%), Aragón (29.7%), Haime (30.7%) y Clivajes (32.2%). Quienes más cerca estuvieron de los 15.1 puntos en favor de los FF fueron Haime (13.7%), Clivajes (12.1%), Celag (9.1%), Circuitos (8.7%) y 3 puntozero (7.6%). Y quienes estuvieron más lejos: Ideia Big Data (-3%), BTG Pactual (-0.3%), Real Time Data (0%), Elypsis (0.2%) y CIGIP (0.5%).

Nadie acertó, pero algunos estuvieron más cerca. Como mecanismo probabilístico las encuestas no dan datos precisos -por más que encuestadores y medios de comunicación nos esforcemos en dar otra impresión-, sino al igual que el pronóstico del tiempo, proporcionan rangos de confianza en función de lo que se conoce como “margen de error” (que tiene que ver en primer lugar con el tamaño de la encuesta y en segundo con los efectos de diseño: armado, método de muestreo, fraseo, etc.). Así Clivajes y Haime esperaban entre 34.9 y 29.6 para MP y entre 47.1 puntos y 41.7 puntos para los FF. Si bien con un resultado del 32.23% para Cambiemos, le acertaron con Macri, el 47.4% de apoyo popular conseguido por los Fernandez habla que estrictamente y aunque fuera por poco, incluso ellos le erraron aquí. En el agregado (usamos el error más grande todas las mediciones), podemos decir que las 31 consultoras de nuestra muestra estimaban una intención de voto entre 43.2% y 36.9% para los K y entre 39.2% y 32.8% para los M.

Más allá de esto, fueron varias las firmas que formalmente pueden argumentar que al menos “le pegaron” dentro del error estadístico con el resultado de la dupla Mauricio/Miguel. No vamos a hablar de encuestas sesgadas o intencionadas -el Gobierno compra “oficialmente” los servicios de unas 14 empresas, a las que se suma las contratadas mediante otros canales por la gente de cambiemos- pero no deja de ser interesante que Ideia, Pactual, Elypsis, Bunker, Synopsis, CIGP, Giacobbe, Management & Fit, Real Time Data y Marketing y Estadística le dieran todas al oficialismo más de un 35.2%, lo que constituye un error por encima de cualquier margen lógico.

Así, aunque la mayoría -38 encuestas- acertó el orden, nadie puede decir que atinó los resultados de las dos fórmulas mayoritarias. Curiosamente cuando pasamos a los demás candidatos las estimaciones y los resultados hablan de un acierto. La estimación media para Lavagna era de 8.25% y consiguió 8.34%. En los casos de Espert 3.94%, llevándose 2.21%, Del Caño 3.2% con 2.88% e incluso el “celeste” Gómez Centurion, a quien daban menos de 1% pero se hizo del 2.62% del voto nacional, los resultados estuvieron dentro de lo estadísticamente esperable.

¿Qué explica entonces que le erraran por tanto con lo que se supondría más fácil -las dos fórmulas mayoritarias- y le acertaran con lo “más difícil”?. Al arrancar este comentario aclaramos que en este análisis empleábamos los datos sin la proyección de indecisos de las encuestadoras, que parecían asignar de acuerdo a sus propios modelos una distribución máxima de poco más del 50% (San Andrés, D´Alesio Berenztein) a un mínimo del 35% en favor del oficialismo. Desde hace tiempo venimos insistiendo que lo que determinaría el resultado eleccionario era lo que llamamos el voto marginal (blanco, indecisos, candidato menores al 1%, etc.), que mantuvo a lo largo julio y agosto una media del 8.9%. La sorpresa si se quiere es que finalmente casi 3 de cada cuatro (73%) votantes marginales terminó apoyando la fórmula de base kirchnerista y el resto quedó en blanco.

De haber previsto esto, Haime, Clivajes, Celag, CEIS 3, F. Gonzalez, Circuitos y Oh!Panel (estirándonos un poco podríamos agregar a Aragón) podrían argumentar que sus estimaciones de los votos que recibieron los Fernandez y MacriPichetto fueron acertadas. Claramente no son los ganadores, pero se podría decir que fueron los “menos perdedores” en la vorágine de encuestas que tuvimos en las últimas seis semanas.

El error entonces no fue tanto de las encuestas como método de auscultar la opinión de la gente (si bien las presenciales demostraron su superioridad frente a las telefonícas y automáticas), sino de los encuestadores y analistas, que prefirieron atarse a sus modelos, negándose a considerar que la sociedad es un organismo en cambio permanente, un cambio que incluso puede no gustarnos pero debemos tratar por lo menos de entender. Si alguna enseñanza nos deja lo ocurrido estos días, es que ni las encuestadoras ni los medios -con o sin “fake news”- son capaces de digitar el voto de la gente… y eso, sinceramente, es bueno.

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