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Se cuadruplicó la inflación en el país que no es de Moreno
El país que no mide el secretario Guillermo Moreno sigue asombrándose con el crecimiento del costo de vida que se publicita para la Capital Federal y el conurbano bonaerense. Los índices que se conocen mes a mes confirman que la inflación en algunas provincias llega a cuadruplicar esos valores. Como muestra, Tierra del Fuego, San Luis y Mendoza exhibieron en julio y agosto incrementos no inferiores a 2% contra la pauta oficial, que en el último mes fue de 0,6%. Idéntica sorpresa surge en las provincias tras los subsidios para mantener el precio de la papa y las negociaciones para avanzar sobre el tomate -también para el limitado escenario bonaerense-que no benefician a consumidores del interior.
Al tomar en cuenta los datos de agosto, las alzas en las frutas y verduras -con tomate, cebolla, acelga y zapallo a la cabeza- llegaron a 25% en la provincia más austral. A su vez, el rubro alimentación y bebidas creció entre 8% y 9% en las dos localidades principales del distrito. Las carnes y el pescado se incrementaron 4,3% en Ushuaia y 3% en Río Grande.
Si bien no se esperan alzas tan pronunciadas, existe expectativa por los datos que difundirán otras provincias. Las direcciones de estadísticas de Mendozay San Luis informaron ayer a Ambito Nacional que no prevén publicar sus informes de agosto hasta el inicio de la segunda quincena de este mes. De todos modos, la expectativa es que las alzas estarán muy por encima de 0,6% del INDEC. No sería novedad que se observe una fuerte divergencia de datos. En julio pasado, el gobierno mendocino manifestó un alza del IPC de 2,1%, cuatro veces superior a 0,5% de Capital Federal y conurbano que publicó el INDEC. En San Luis, la diferencia fue mayor, con un alza mensual de 2,6%.
Esta anómala situación motivó que el gobernador mendocino Julio Cobos, adalid de la concertación y compañero de fórmula de Cristina Fernández, le propusiera días atrás a Néstor Kirchner aplicar para el país el sistema que hoy utiliza la provincia cuyana. La medida implicaría una suerte de «sinceramiento» que no agrada a la Casa Rosada: Además de tomar en cuenta los productos que están en góndola y no sólo los bajo acuerdo, que se agotan rápidamente, la metodología mendocina propone discriminar el actual IPC de consumo -de bienes y servicios-, de otros dos índices: uno contractual -interés para ajustar contratos- y otro para el sector financiero -costo crediticio-. De este modo, se separarían las aguas de terrenos diferentes como, por caso, alquileres y precio de combustibles o alimentos.
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