15 de noviembre 2023 - 00:00

“RED Pallière”: el artede los pintores viajeros

La magnífica exposición en el Museo Fortabat, con curaduría de Roberto Amigo, permite visitar los tiempos de la belleza deslumbrante del XIX.

jean león pallière. Su cuadro “Señoras porteñas en la iglesia”.
jean león pallière. Su cuadro “Señoras porteñas en la iglesia”.

El Museo Fortabat inauguró la muestra “RED Pallière”, una exhibición curada por Roberto Amigo que pone el foco en una talentosa familia de artistas del siglo XIX. Una luminosa pintura de la Galerie d’Apollon del Museo del Louvre, “definida como el monumento de los tiempos más gloriosos de Francia, santuario de las riquezas nacionales”, está ejecutada por Armand Julien Pallière en 1850 y abre la exposición. La pintura ostenta la belleza de la arquitectura y el arte que alberga la Galería bañada por una la luz dorada. La vista del Louvre, dadas las cualidades del arte reunido en el Fortabat, coincide con el gusto por conjugar obras deslumbrantes del arte europeo, como las de Turner y Brüeghel, Dalí, Chagall o Gustav Klimt, junto a las grandes pinturas argentinas de Berni, Xul Solar o los arlequines de Emilio Pettoruti, entre otras.En este contexto, Roberto Amigo presenta en “RED Pallière. Pintura, familia y amistad en el siglo XIX” una investigación que le llevó varios años de búsqueda y que logra establecer una relación cercana con el arte de los pintores viajeros. La red de artistas mayormente emparentados se abre con el autor de la Galería del Louvre, pero está dedicada en especial a recorrer el camino de su hijo, Jean León Pallière, nacido en 1823 en Río de Janeiro y radicado en la Argentina durante varios años de la década que va de 1856 al 66. Gracias a un encuentro fortuito, en una vitrina están presentes varias obras de distintos integrantes de la familia Pallière. “En un álbum de viajero conservado bajo el apellido familiar y subastado en Marsella, para sorpresa del comprador, se encontraba una variedad de autorías y épocas”, observa Roberto Amigo.El antecedente de la muestra se remonta a 1935, cuando en la Asociación Amigos del Arte, Alejo B. González Garaño presentó “Pallière”. “Hoy las obras provenientes de las colecciones de Bonifacio del Carril, González Garaño o Pereda, se encuentran en otras manos privadas salvo siete que pertenecen al Museo Nacional de Bellas Artes”, indica el curador. Agrega entonces que el gran valor de la muestra consiste en la recuperación de obras que fueron repatriadas por coleccionistas, muchas ya se creían perdidas y otras eran desconocidas. Y a partir de este conjunto se pueden descubrir las enormes cualidades del artista como excelente pintor y colorista.“Si bien a Jean León Palliêre se lo conocía más por las litografías y dibujos, fue un uno de los grandes artistas que se inspiró en los paisajes y personas de su tiempo durante su estancia en el país”. La historia rastrea los viajes del artista, su ida y vuelta por tierra desde Buenos Aires hasta Valparaíso. Luego, las giras breves desde 1960 hasta 1963 por Uruguay el sur de Brasil y el litoral argentino. A partir de sus croquis, apuntes y acuarelas tomadas del natural, Jean León Pallière diseñó su célebre álbum litográfico “Escenas Americanas. 1864-1865”, integrado por 52 láminas y publicado por Julio Pelvilain. DestacadasHay una carta publicada en el diario “La Tribuna” el 26 de febrero de 1864, donde destacan las obras más importantes de Pallière y entre ellas, mencionan: “Tropa de carretas en la pampa”, “El payador”, “Idilio criollo”, “La cuna” (rescatada como “un óleo encantador”) y “Señoras porteñas en la iglesia”. El texto describe la representación de unas mujeres de pie y otras arrodilladas con la mantilla en la cabeza, “según la costumbre del país, cuando van a la iglesia. La mayoría de las mujeres de esta composición al óleo son retratos, y entendemos que el pintor, buen conocedor, no eligió a las porteñas menos bellas”. En el análisis de la pintura que se exhibe en el Fortabat, el curador observa que perteneció a la colección Jaime Llavallol, con estancia en Ramallo, frecuentada por el pintor. Entonces señala que “los Llavallol fueron retratados veinte años antes por Raymond Q. Monvoisin, que también fue cautivado por la imagen seductora de la dama porteña sedente en su alfombra”. Con esta referencia a la famosa y dramática obra de las mujeres rezando, establece la diferencia con “las dos damas del primer plano que comentan en voz baja, con la protección del abanico, algún chisme social. Es la imagen de la sociabilidad femenina, más que la de una costumbre religiosa, aspecto acentuado con el logrado tratamiento de las telas de los vestidos a la moda. Así, este detalle sutil distancia a Pallière de la idea de representar el concepto de virtud cristiana, como su mencionado antecesor artístico en el Río de la Plata”. El curador presenta la diversidad de las posibilidades compositivas del tema que, reiterado a lo largo de su estadía en la región, se expresa con otras dos atractivas obras.Entre los asuntos costumbristas y las pinturas de personajes, surgió en 1863 la representación de la Cruzada libertadora, la revolución encabezada por el caudillo colorado (liberal) Venancio Flores. El episodio que representa la pintura de Pallière aconteció en enero de 1864, cuando sus tropas sitiaron la villa de Paysandú, defendida por el ejército del gobierno legítimo de Prudencio Berro, bajo el mando de Lucas Píriz. Roberto Amigo, destaca que un nuevo sitio, esta vez con apoyo de la escuadra brasileña y tropas imperiales, fue el detonante de la Guerra del Paraguay. La crónica del francés John Le Long, destaca la capacidad de Pallière para rendir cuenta de la diversidad racial en un grupo, de todos los colores, edades y vestimentas. Pasada una centuria, Julio Payró definiría a Pallière como “el cronista más agudo y sensible de la vida del campo argentino en los primeros años de la organización”. Acaso el mayor valor de la exposición sea el de descubrír nuestro verdadero origen, para saber quiénes somos y de dónde venimos.

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